A lo largo del siglo XIX España vivió un proceso de modernización semejante al ocurrido en
Europa occidental en el marco de la Revolución industrial y liberal-burguesa. Pero en España
la industrialización no alcanzó un gran desarrollo, y la agricultura siguió siendo el sector más
importante de la actividad económica. Con todo, a finales de siglo la economía se
modernizará y se producirá un gran desarrollo de la industria textil catalana y de la siderurgia
vasca. Comenzó la explotación de minas a gran escala en manos de compañías extranjeras y
mejoraron notablemente las comunicaciones con la creación de la red de ferrocarriles y la
ampliación y mejora de las carreteras.
Concepto y antecedentes históricos
La desamortización fue un proceso de expropiación y venta de bienes que estaban en manos
muertas, es decir, propiedades que no podían ser vendidas ni transmitidas porque pertenecían
a instituciones como la Iglesia y los municipios. El objetivo era liberar estas tierras para su
explotación privada y modernizar la economía española.
Este proceso tuvo antecedentes en España desde finales del siglo XVIII. En 1798, bajo el
gobierno de Manuel Godoy y durante el reinado de Carlos IV, se llevó a cabo una primera
desamortización que afectó a bienes de hospitales, cofradías y fundaciones religiosas con el
fin de reducir la deuda del Estado. Durante las Cortes de Cádiz (1810-1813) se intentó
también desamortizar tierras comunales y propiedades de órdenes religiosas, pero estas
medidas fueron anuladas tras la restauración del absolutismo con Fernando VII.
Más adelante, durante el Trienio Liberal (1820-1823), se retomó la idea de la
desamortización, pero nuevamente fue interrumpida con el retorno del absolutismo en 1823.
No sería hasta la llegada del liberalismo progresista en el siglo XIX cuando el proceso de
desamortización se llevaría a cabo de manera profunda y definitiva.
Objetivos de la desamortización
Los liberales impulsaron la desamortización con varios objetivos clave:
● Reforma agraria: Se buscaba transformar el campo español, permitiendo una mejor
distribución de la propiedad, impulsando su explotación y promoviendo la
modernización de la agricultura.
● Consolidación del liberalismo: La venta de tierras permitiría la creación de una
nueva clase social de propietarios que apoyarían el sistema liberal frente al
absolutismo.
● Saneamiento de la Hacienda Pública: España arrastraba una grave crisis financiera
y una deuda elevada. Con la venta de estos bienes, el Estado esperaba obtener
ingresos para equilibrar sus cuentas y financiar gastos urgentes.
La desamortización de Mendizábal (1836)
A partir de 1833 el proceso de desamortización se precipitó. Los gobiernos liberales fueron poco a
poco avanzando hacia la desamortización. En esta situación y con un Gobierno Progresista se publicó
la primera de las dos grandes leyes desamortizadoras, la de Mendizábal (presidente del gobierno
durante la regencia de Maria Cristina), la desamortización de bienes del clero: en febrero de 1837 se
declaraban en venta todos los bienes pertenecientes al clero regular. Sus objetivos eran sanear la
Hacienda mediante la amortización de la deuda pública, financiar la guerra carlista y convertir a los
nuevos propietarios en defensores del trono de Isabel II y el liberalismo. Las tierras de pequeños
labradores fueron compradas por nobles y burgueses adinerados, eran los únicos que tenían liquidez,
Europa occidental en el marco de la Revolución industrial y liberal-burguesa. Pero en España
la industrialización no alcanzó un gran desarrollo, y la agricultura siguió siendo el sector más
importante de la actividad económica. Con todo, a finales de siglo la economía se
modernizará y se producirá un gran desarrollo de la industria textil catalana y de la siderurgia
vasca. Comenzó la explotación de minas a gran escala en manos de compañías extranjeras y
mejoraron notablemente las comunicaciones con la creación de la red de ferrocarriles y la
ampliación y mejora de las carreteras.
Concepto y antecedentes históricos
La desamortización fue un proceso de expropiación y venta de bienes que estaban en manos
muertas, es decir, propiedades que no podían ser vendidas ni transmitidas porque pertenecían
a instituciones como la Iglesia y los municipios. El objetivo era liberar estas tierras para su
explotación privada y modernizar la economía española.
Este proceso tuvo antecedentes en España desde finales del siglo XVIII. En 1798, bajo el
gobierno de Manuel Godoy y durante el reinado de Carlos IV, se llevó a cabo una primera
desamortización que afectó a bienes de hospitales, cofradías y fundaciones religiosas con el
fin de reducir la deuda del Estado. Durante las Cortes de Cádiz (1810-1813) se intentó
también desamortizar tierras comunales y propiedades de órdenes religiosas, pero estas
medidas fueron anuladas tras la restauración del absolutismo con Fernando VII.
Más adelante, durante el Trienio Liberal (1820-1823), se retomó la idea de la
desamortización, pero nuevamente fue interrumpida con el retorno del absolutismo en 1823.
No sería hasta la llegada del liberalismo progresista en el siglo XIX cuando el proceso de
desamortización se llevaría a cabo de manera profunda y definitiva.
Objetivos de la desamortización
Los liberales impulsaron la desamortización con varios objetivos clave:
● Reforma agraria: Se buscaba transformar el campo español, permitiendo una mejor
distribución de la propiedad, impulsando su explotación y promoviendo la
modernización de la agricultura.
● Consolidación del liberalismo: La venta de tierras permitiría la creación de una
nueva clase social de propietarios que apoyarían el sistema liberal frente al
absolutismo.
● Saneamiento de la Hacienda Pública: España arrastraba una grave crisis financiera
y una deuda elevada. Con la venta de estos bienes, el Estado esperaba obtener
ingresos para equilibrar sus cuentas y financiar gastos urgentes.
La desamortización de Mendizábal (1836)
A partir de 1833 el proceso de desamortización se precipitó. Los gobiernos liberales fueron poco a
poco avanzando hacia la desamortización. En esta situación y con un Gobierno Progresista se publicó
la primera de las dos grandes leyes desamortizadoras, la de Mendizábal (presidente del gobierno
durante la regencia de Maria Cristina), la desamortización de bienes del clero: en febrero de 1837 se
declaraban en venta todos los bienes pertenecientes al clero regular. Sus objetivos eran sanear la
Hacienda mediante la amortización de la deuda pública, financiar la guerra carlista y convertir a los
nuevos propietarios en defensores del trono de Isabel II y el liberalismo. Las tierras de pequeños
labradores fueron compradas por nobles y burgueses adinerados, eran los únicos que tenían liquidez,