PROBLEMA DE LA ÉTICA SEGÚN TOMAS
La ética de Tomás de Aquino se basa en la idea aristotélica de que todo en la naturaleza
tiene un fin (teleología), pero la adapta al cristianismo. Según Santo Tomás:
● La ley eterna es la guía que Dios, a través de su Providencia, imprime en toda la
creación. Incluso los entes sin conocimiento, como los cuerpos naturales, actúan por
un fin gracias a esta ley (como se explica en la quinta vía).
● Los seres humanos como criaturas racionales dotadas de inteligencia y voluntad,
somos conscientes de esta tendencia hacia el fin último. Aunque actuemos
libremente, nuestra libertad es compatible con la Providencia y la presciencia
(conocimientos de cosas futuras) divina.
● En los entes animados, esta ley los hace tender hacia su perfección natural. Para el
ser humano, esa perfección se alcanza mediante las virtudes, que desarrollan
nuestra naturaleza racional.
Tomás toma de Aristóteles las virtudes cardinales, que son las principales virtudes
morales:
• Prudencia (intelectual, ligada a las virtudes morales).
• Justicia (dar a cada uno lo que le corresponde).
• Fortaleza (soportar adversidades y mantenerse firme).
• Templanza (control de los deseos y placeres).
Pero como cristiano, añade las virtudes teologales, que son dones divinos y necesarias
para la salvación:
• Fe (creer en Dios y en su Revelación).
• Esperanza (confianza en alcanzar la vida eterna).
• Amor (amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo).
Las virtudes cardinales se obtienen por esfuerzo humano, pero las teologales son
concedidas por la gracia divina.
3. La felicidad más alta
La felicidad máxima en la vida terrenal consiste en acercarse a Dios a través del
conocimiento y el amor hacia Él. Dios es el fin último al que todos los seres humanos
aspiran, ya que fue quien creó todo lo que existe. Toda la Creación está orientada hacia
este propósito: que las personas, como criaturas racionales, lleguen a conocer y amar a
Dios.
Para lograr este conocimiento y unión amorosa con Dios en la vida terrenal, no basta con
usar solo la razón. También se necesita la Revelación divina y practicar las virtudes
La ética de Tomás de Aquino se basa en la idea aristotélica de que todo en la naturaleza
tiene un fin (teleología), pero la adapta al cristianismo. Según Santo Tomás:
● La ley eterna es la guía que Dios, a través de su Providencia, imprime en toda la
creación. Incluso los entes sin conocimiento, como los cuerpos naturales, actúan por
un fin gracias a esta ley (como se explica en la quinta vía).
● Los seres humanos como criaturas racionales dotadas de inteligencia y voluntad,
somos conscientes de esta tendencia hacia el fin último. Aunque actuemos
libremente, nuestra libertad es compatible con la Providencia y la presciencia
(conocimientos de cosas futuras) divina.
● En los entes animados, esta ley los hace tender hacia su perfección natural. Para el
ser humano, esa perfección se alcanza mediante las virtudes, que desarrollan
nuestra naturaleza racional.
Tomás toma de Aristóteles las virtudes cardinales, que son las principales virtudes
morales:
• Prudencia (intelectual, ligada a las virtudes morales).
• Justicia (dar a cada uno lo que le corresponde).
• Fortaleza (soportar adversidades y mantenerse firme).
• Templanza (control de los deseos y placeres).
Pero como cristiano, añade las virtudes teologales, que son dones divinos y necesarias
para la salvación:
• Fe (creer en Dios y en su Revelación).
• Esperanza (confianza en alcanzar la vida eterna).
• Amor (amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo).
Las virtudes cardinales se obtienen por esfuerzo humano, pero las teologales son
concedidas por la gracia divina.
3. La felicidad más alta
La felicidad máxima en la vida terrenal consiste en acercarse a Dios a través del
conocimiento y el amor hacia Él. Dios es el fin último al que todos los seres humanos
aspiran, ya que fue quien creó todo lo que existe. Toda la Creación está orientada hacia
este propósito: que las personas, como criaturas racionales, lleguen a conocer y amar a
Dios.
Para lograr este conocimiento y unión amorosa con Dios en la vida terrenal, no basta con
usar solo la razón. También se necesita la Revelación divina y practicar las virtudes