1. Dualismo ontológico y gnoseológico de Platón.
Platón fue filósofo ateniense del siglo IV a.C., discípulo de Sócrates y
maestro de Aristóteles. La filosofía platónica se ve influenciada fundamentalmente
por su maestro y sus obras están escritas en forma de diálogo, siendo algunas de
las más importantes La República y El Banquete.
Mediante la Teoría de las Ideas, Platón intenta responder a la pregunta por
la realidad. En este sentido, uno de los principios fundamentales de su filosofía es
el dualismo ontológico.
Platón realiza una división de la realidad en dos mundos (el Sensible y el de
las Ideas). Las ideas se caracterizan por ser eternas, inmutables, universales,
inteligibles, perfectas y modelos del Mundo Sensible. Al contrario, el Mundo
Sensible es temporal, mutable, particular, cognoscible por los sentidos, imperfecto
y una copia del Mundo de las Ideas. El Mundo de las Ideas está organizado
jerárquicamente, englobándose cada idea en otra más general, siendo su cúspide la
idea de Bien. Los objetos del Mundo Sensible poseen una relación de imitación y
participación con su esencia, que es el modelo de lo excelente y a su vez participa
directamente de la idea de Bien, por lo que el Mundo Sensible posee cierto grado
de perfección en función de su participación con la idea que le corresponde.
Platón también intenta explicar el origen de la realidad mediante su Teoría
de las Ideas, por lo que no se puede separar ontología de gnoseología. El arkhé del
Mundo Sensible es el Mundo de las Ideas y el Demiurgo es la inteligencia
ordenadora que explica su conexión.
Para conocer el Mundo de las Ideas, debemos conocer la idea de Bien, por
lo que introduce la dialéctica como método supremo para lograrlo. Esta dialéctica
se realiza en cuatro pasos, que coinciden con los grados de conocimiento: eikasia
(imaginación), pistis (creencia), dianoia (pensamiento) y noesis (conocimiento
intuitivo). Esto lo explica Platón a través de su Mito de la Caverna. Los dos
primeros corresponden a la doxa (opinión, esfera de lo sensible) y los dos últimos,
a la episteme (ciencia, esfera de lo ideal). También hay métodos auxiliares, como
, la aritmética, y métodos concretos, como la reminiscencia, para alcanzar la idea de
Bien.
2. Ética y política de Platón.
Platón fue filósofo ateniense del siglo IV a.C., discípulo de Sócrates y
maestro de Aristóteles. La ética y política platónica se ve influenciada por el
intelectualismo moral de su maestro. Sus obras están escritas en forma de diálogos,
siendo las más importantes El Banquete y La República.
Para explicar la ética y la política de Platón es necesario explicar su
dualismo antropológico, que describe al hombre como un ser compuesto de alma
y cuerpo, unidos temporal y accidentalmente. El alma es lo esencial de cada
persona y ha sido castigada a permanecer encerrada dentro de un cuerpo en el
Mundo Sensible. Cuando el cuerpo muere, si el alma se ha purificado, asciende al
Mundo de las Ideas. Además, el alma es tripartita (concupiscible, irascible y
racional), y cada parte se encarga de una función determinada. Este dualismo
antropológico es explicado por Platón mediante el Mito de la Auriga.
Para alcanzar la felicidad, que es la contemplación del Mundo de las Ideas
y de la idea de Bien, debe haber un dominio de la razón sobre las otras dos y se
debe alcanzar el conocimiento de la idea de Bien a través de la dialéctica y con la
ayuda de la virtud. El hombre ideal se consigue si cada parte del alma realiza la
función que le corresponde, guiada por una virtud característica propia (templanza,
fortaleza y prudencia). En este momento, se da la justicia en el individuo, que se
define como el ajustamiento armónico de todas las partes que componen un todo.
Este mismo planteamiento lo traslada Platón a su política, por lo que ambos
elementos son inseparables. Él distingue tres grupos sociales (productores,
guardianes auxiliares y gobernantes) en base a las tres partes del alma, así que la
estructura social es un reflejo de la composición de la persona. La ciudad surge
como respuesta a la incapacidad del individuo de satisfacer sus propias
necesidades, y cada clase social satisface un tipo de ellas.
Platón fue filósofo ateniense del siglo IV a.C., discípulo de Sócrates y
maestro de Aristóteles. La filosofía platónica se ve influenciada fundamentalmente
por su maestro y sus obras están escritas en forma de diálogo, siendo algunas de
las más importantes La República y El Banquete.
Mediante la Teoría de las Ideas, Platón intenta responder a la pregunta por
la realidad. En este sentido, uno de los principios fundamentales de su filosofía es
el dualismo ontológico.
Platón realiza una división de la realidad en dos mundos (el Sensible y el de
las Ideas). Las ideas se caracterizan por ser eternas, inmutables, universales,
inteligibles, perfectas y modelos del Mundo Sensible. Al contrario, el Mundo
Sensible es temporal, mutable, particular, cognoscible por los sentidos, imperfecto
y una copia del Mundo de las Ideas. El Mundo de las Ideas está organizado
jerárquicamente, englobándose cada idea en otra más general, siendo su cúspide la
idea de Bien. Los objetos del Mundo Sensible poseen una relación de imitación y
participación con su esencia, que es el modelo de lo excelente y a su vez participa
directamente de la idea de Bien, por lo que el Mundo Sensible posee cierto grado
de perfección en función de su participación con la idea que le corresponde.
Platón también intenta explicar el origen de la realidad mediante su Teoría
de las Ideas, por lo que no se puede separar ontología de gnoseología. El arkhé del
Mundo Sensible es el Mundo de las Ideas y el Demiurgo es la inteligencia
ordenadora que explica su conexión.
Para conocer el Mundo de las Ideas, debemos conocer la idea de Bien, por
lo que introduce la dialéctica como método supremo para lograrlo. Esta dialéctica
se realiza en cuatro pasos, que coinciden con los grados de conocimiento: eikasia
(imaginación), pistis (creencia), dianoia (pensamiento) y noesis (conocimiento
intuitivo). Esto lo explica Platón a través de su Mito de la Caverna. Los dos
primeros corresponden a la doxa (opinión, esfera de lo sensible) y los dos últimos,
a la episteme (ciencia, esfera de lo ideal). También hay métodos auxiliares, como
, la aritmética, y métodos concretos, como la reminiscencia, para alcanzar la idea de
Bien.
2. Ética y política de Platón.
Platón fue filósofo ateniense del siglo IV a.C., discípulo de Sócrates y
maestro de Aristóteles. La ética y política platónica se ve influenciada por el
intelectualismo moral de su maestro. Sus obras están escritas en forma de diálogos,
siendo las más importantes El Banquete y La República.
Para explicar la ética y la política de Platón es necesario explicar su
dualismo antropológico, que describe al hombre como un ser compuesto de alma
y cuerpo, unidos temporal y accidentalmente. El alma es lo esencial de cada
persona y ha sido castigada a permanecer encerrada dentro de un cuerpo en el
Mundo Sensible. Cuando el cuerpo muere, si el alma se ha purificado, asciende al
Mundo de las Ideas. Además, el alma es tripartita (concupiscible, irascible y
racional), y cada parte se encarga de una función determinada. Este dualismo
antropológico es explicado por Platón mediante el Mito de la Auriga.
Para alcanzar la felicidad, que es la contemplación del Mundo de las Ideas
y de la idea de Bien, debe haber un dominio de la razón sobre las otras dos y se
debe alcanzar el conocimiento de la idea de Bien a través de la dialéctica y con la
ayuda de la virtud. El hombre ideal se consigue si cada parte del alma realiza la
función que le corresponde, guiada por una virtud característica propia (templanza,
fortaleza y prudencia). En este momento, se da la justicia en el individuo, que se
define como el ajustamiento armónico de todas las partes que componen un todo.
Este mismo planteamiento lo traslada Platón a su política, por lo que ambos
elementos son inseparables. Él distingue tres grupos sociales (productores,
guardianes auxiliares y gobernantes) en base a las tres partes del alma, así que la
estructura social es un reflejo de la composición de la persona. La ciudad surge
como respuesta a la incapacidad del individuo de satisfacer sus propias
necesidades, y cada clase social satisface un tipo de ellas.