TEMA 7. NOVELA ESPAÑOLA DE 1939 A 1975
En cuanto al contexto histórico, terminada la Guerra Civil, el franquismo tiene lugar de 1939 a 1975.
Durante el primer franquismo, la censura era mayor, la economía no era muy boyante y una gran parte de la
población se encontraba en el exilio. Sin embargo, durante el periodo desarrollista, la economía
experimenta una mejora y la literatura recibe in uencias del extranjero que llevan a una cierta
experimentación. La literatura de esta época es mayormente realista.
Los años 40 y 50 son una época de aislacionismo. En los 40 se cultiva poesía más que narrativa, mientras
que, en los 50, la literatura es comprometida y trata temas como el realismo social. A partir de los 60,
comienza una época de aperturismo con nuevas formas y enfoques que renuevan el lenguaje literario.
Cabe considerar la novela del exilio en la que los autores tratan temas sociopolíticos del momento desde
un punto de vista crítico como la Guerra Civil, la dictadura, la falta de libertad… Destacan autores como
Ramón J. Sénder con Réquiem por un campesino español y Max Aub.
En los 40, la novela es de corte realista y las situaciones se presentan con crudeza y pesimismo. Las
novelas del realismo convencional tienen una estética de las novelas decimonónicas realistas, se describe
España desde una mirada angustiada (José Mª Gironella, Un hombre). Frente a este realismo, aparecen
novelas existenciales en las que el narrador es protagonista y mani esta su desconcierto por no hallar su
lugar en el mundo, lo cual es re ejo de la incertidumbre social de los 40. Así mismo, el espacio es único y
limitante, lo que simboliza la opresión que siente el personaje (Carmen Laforet, Nada). Con la publicación
de La familia de Pascal Duarte de Camilo José Cela, aparece la corriente del tremendismo, cuyas novelas
reúnen estas características: las historias son tremebundas, violentas; los personajes son seres tarados y el
lenguaje es desgarrador.
Con los años 50, la novela cobra un aspecto de compromiso social en el que los personajes son
protagonistas colectivos, la trama no es tan relevante pues está al servicio de la intención crítica (injusticia
social, pobreza…) y el estilo, aunque es elaborado, transmite la realidad del modo más veraz posible. Los
autores que escriben en este momento pertenecen a la generación del 50; incorporan in uencias
extranjeras: técnicas narrativas inspiradas en el cine italiano, del neorrealismo con la técnica del
conductismo e in uencias de la novela fantástica. Hay dos tendencias de novela en este momento: una
objetivismo y otra realismo crítico.
En cuanto a la primera, los hechos tienen afán testimonial, es decir, el autor no interviene; los personajes no
tienen una gran introspección psicológica, se los conoce por su caracterización externa a través de sus
acciones y sus diálogos, por lo tanto, los diálogos son muy relevantes y mani estan distintos registros de
habla; los espacios pueden ser lugares perdidos y olvidados y el tiempo es corto; por último, los temas que
se mani estan son la rutina, el desencanto de la vida, el aburrimiento en una sociedad carente de
libertades… y los hechos que acontecen son triviales. Destacan autores como Rafael Sánchez Ferlosio con
El Jarama o C.J Cela con La Colmena.
En cuanto a la segunda, aparece una crítica explícita donde la novela es un instrumento de denuncia de
injusticias de desigualdades sociales: la dureza de la vida rural, la explotación del proletariado, la hipocresía
de la burguesía… Se toma partido por los desfavorecidos. Los personajes son indefensos, indecisos e
intentan sobrevivir en un mundo lleno de penalidades; son arquetipos colectivos de la clase que
representan. El estilo, por tanto, es sencillo, para llegar a las capas más humildes. Destacan autores como
La piqueta de Antonio Ferres.
Con el segundo franquismo aparece una novela con innovaciones narrativas procedentes de Europa y de la
novela americana, de manera que hay un agotamiento de la novela realista. La experimentación se ve en
las siguientes características: hay digresiones en el argumento, el tiempo no es lineal sino que hay tiempos
simultáneos y saltos y se tiene en cuenta la vivencia subjetiva. Los personajes indagan en su pasado para
entender sus problemas existenciales presentes, aparece un narrador en segunda persona, hay monólogos
interiores y la técnica del perspectivismo (narración de un mismo hecho desde puntos de vista diferentes),
la sintaxis se prolonga mucho, aparecen todos los registros de habla, se eliminan signos de puntuación al
estilo vanguardista… Pese a la experimentación, los temas y los argumentos tratan cuestiones sociales que
retratan la España de entonces.
A partir del 70 y hasta el 75, la literatura se vuelve minoritaria y la experimentación es llevada al extremo.
A partir de 1975 se produce un cambio en la actitud de los autores, que buscan mayor comunicación con
los lectores.
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En cuanto al contexto histórico, terminada la Guerra Civil, el franquismo tiene lugar de 1939 a 1975.
Durante el primer franquismo, la censura era mayor, la economía no era muy boyante y una gran parte de la
población se encontraba en el exilio. Sin embargo, durante el periodo desarrollista, la economía
experimenta una mejora y la literatura recibe in uencias del extranjero que llevan a una cierta
experimentación. La literatura de esta época es mayormente realista.
Los años 40 y 50 son una época de aislacionismo. En los 40 se cultiva poesía más que narrativa, mientras
que, en los 50, la literatura es comprometida y trata temas como el realismo social. A partir de los 60,
comienza una época de aperturismo con nuevas formas y enfoques que renuevan el lenguaje literario.
Cabe considerar la novela del exilio en la que los autores tratan temas sociopolíticos del momento desde
un punto de vista crítico como la Guerra Civil, la dictadura, la falta de libertad… Destacan autores como
Ramón J. Sénder con Réquiem por un campesino español y Max Aub.
En los 40, la novela es de corte realista y las situaciones se presentan con crudeza y pesimismo. Las
novelas del realismo convencional tienen una estética de las novelas decimonónicas realistas, se describe
España desde una mirada angustiada (José Mª Gironella, Un hombre). Frente a este realismo, aparecen
novelas existenciales en las que el narrador es protagonista y mani esta su desconcierto por no hallar su
lugar en el mundo, lo cual es re ejo de la incertidumbre social de los 40. Así mismo, el espacio es único y
limitante, lo que simboliza la opresión que siente el personaje (Carmen Laforet, Nada). Con la publicación
de La familia de Pascal Duarte de Camilo José Cela, aparece la corriente del tremendismo, cuyas novelas
reúnen estas características: las historias son tremebundas, violentas; los personajes son seres tarados y el
lenguaje es desgarrador.
Con los años 50, la novela cobra un aspecto de compromiso social en el que los personajes son
protagonistas colectivos, la trama no es tan relevante pues está al servicio de la intención crítica (injusticia
social, pobreza…) y el estilo, aunque es elaborado, transmite la realidad del modo más veraz posible. Los
autores que escriben en este momento pertenecen a la generación del 50; incorporan in uencias
extranjeras: técnicas narrativas inspiradas en el cine italiano, del neorrealismo con la técnica del
conductismo e in uencias de la novela fantástica. Hay dos tendencias de novela en este momento: una
objetivismo y otra realismo crítico.
En cuanto a la primera, los hechos tienen afán testimonial, es decir, el autor no interviene; los personajes no
tienen una gran introspección psicológica, se los conoce por su caracterización externa a través de sus
acciones y sus diálogos, por lo tanto, los diálogos son muy relevantes y mani estan distintos registros de
habla; los espacios pueden ser lugares perdidos y olvidados y el tiempo es corto; por último, los temas que
se mani estan son la rutina, el desencanto de la vida, el aburrimiento en una sociedad carente de
libertades… y los hechos que acontecen son triviales. Destacan autores como Rafael Sánchez Ferlosio con
El Jarama o C.J Cela con La Colmena.
En cuanto a la segunda, aparece una crítica explícita donde la novela es un instrumento de denuncia de
injusticias de desigualdades sociales: la dureza de la vida rural, la explotación del proletariado, la hipocresía
de la burguesía… Se toma partido por los desfavorecidos. Los personajes son indefensos, indecisos e
intentan sobrevivir en un mundo lleno de penalidades; son arquetipos colectivos de la clase que
representan. El estilo, por tanto, es sencillo, para llegar a las capas más humildes. Destacan autores como
La piqueta de Antonio Ferres.
Con el segundo franquismo aparece una novela con innovaciones narrativas procedentes de Europa y de la
novela americana, de manera que hay un agotamiento de la novela realista. La experimentación se ve en
las siguientes características: hay digresiones en el argumento, el tiempo no es lineal sino que hay tiempos
simultáneos y saltos y se tiene en cuenta la vivencia subjetiva. Los personajes indagan en su pasado para
entender sus problemas existenciales presentes, aparece un narrador en segunda persona, hay monólogos
interiores y la técnica del perspectivismo (narración de un mismo hecho desde puntos de vista diferentes),
la sintaxis se prolonga mucho, aparecen todos los registros de habla, se eliminan signos de puntuación al
estilo vanguardista… Pese a la experimentación, los temas y los argumentos tratan cuestiones sociales que
retratan la España de entonces.
A partir del 70 y hasta el 75, la literatura se vuelve minoritaria y la experimentación es llevada al extremo.
A partir de 1975 se produce un cambio en la actitud de los autores, que buscan mayor comunicación con
los lectores.
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