HORMONAS DEL PARTO
Estrógenos y progesterona: son las
principales hormonas sexuales femeninas.
Se tratan de hormonas esteroideas,
producidas por los ovarios y, en menor
medida, por las glándulas suprarrenales.
Son las hormonas responsables del
desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios en mujeres a partir de la
pubertad. Así pues, son los responsables
del crecimiento mamario, el inicio de la
menstruación y el ensanchamiento de las
caderas.
A lo largo del tercer trimestre los niveles de estrógenos y progesterona están al
máximo, y también la relaxina, ya que, preparaban el organismo para el proceso del
parto.
Influyen en el metabolismo de las grasas y el colesterol de la sangre. Gracias a la
acción de los estrógenos, los niveles de colesterol se mantienen bajos e inducen la
producción del “colesterol bueno”. También favorecen la relajación de las paredes de
los vasos sanguíneos y, por tanto, aumentan la
irrigación y disminuyen la tensión arterial.
La oxitocina comienza a trabajar antes del parto
para preparar el útero y es la responsable de las
contracciones de Braxton Hicks. Una vez que se
acerca el momento del nacimiento, sus niveles
aumentan y a su vez la progesterona baja y deja
de inhibir la contracción uterina, produciéndose
entonces las contracciones uterinas más
eficaces, que hacen posible la dilatación del
cuello uterino, el periodo expulsivo y el
alumbramiento.
Estrógenos y progesterona: son las
principales hormonas sexuales femeninas.
Se tratan de hormonas esteroideas,
producidas por los ovarios y, en menor
medida, por las glándulas suprarrenales.
Son las hormonas responsables del
desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios en mujeres a partir de la
pubertad. Así pues, son los responsables
del crecimiento mamario, el inicio de la
menstruación y el ensanchamiento de las
caderas.
A lo largo del tercer trimestre los niveles de estrógenos y progesterona están al
máximo, y también la relaxina, ya que, preparaban el organismo para el proceso del
parto.
Influyen en el metabolismo de las grasas y el colesterol de la sangre. Gracias a la
acción de los estrógenos, los niveles de colesterol se mantienen bajos e inducen la
producción del “colesterol bueno”. También favorecen la relajación de las paredes de
los vasos sanguíneos y, por tanto, aumentan la
irrigación y disminuyen la tensión arterial.
La oxitocina comienza a trabajar antes del parto
para preparar el útero y es la responsable de las
contracciones de Braxton Hicks. Una vez que se
acerca el momento del nacimiento, sus niveles
aumentan y a su vez la progesterona baja y deja
de inhibir la contracción uterina, produciéndose
entonces las contracciones uterinas más
eficaces, que hacen posible la dilatación del
cuello uterino, el periodo expulsivo y el
alumbramiento.