El Infarto de miocardio, el hematocrito, la frecuencia cardiaca y el volumen sistólico
El infarto agudo de miocardio es un síndrome coronario agudo. Se caracteriza por la
aparición brusca de un cuadro de sufrimiento isquémico (falta de riego) a una parte del
músculo del corazón producido por la obstrucción aguda y total de una de las arterias
coronarias que lo alimentan.
El hematocrito es un examen sanguíneo que mide el número de glóbulos rojos.
La eritropoyetina es una hormona producida por el riñón, cuya función es mantener
constante la concentración de glóbulos rojos
en la sangre. Normalmente, los glóbulos rojos
se forman y se destruyen a la misma
velocidad. No obstante, si el riñón percibe un
descenso en la circulación de glóbulos rojos,
libera EPO con el fin de estimular la
producción de glóbulos rojos en la médula
ósea.
Los valores de los niveles de EPO
plasmáticos en sujetos con infarto fueron
significativamente superiores a los controles
al ingreso al hospital, a las 24 horas y a los 7
días. El valor de recuento de células rojas de
la sangre fue menor en el caso de los pacientes con infarto a las 24 horas y a los 7 días. No
se informó correlación entre los valores de EPO y de hemoglobina circulante en sujetos
sanos, tampoco en aquellos con infarto de miocardio al ingreso o a las 24 horas. A los 7
días del infarto, los valores de EPO plasmática se correlacionaron en forma inversa con la
concentración de hemoglobina y el hematocrito.
Una frecuencia cardíaca en reposo normal para los adultos oscila entre 60 y 100 latidos
por minuto.
Generalmente, una frecuencia cardíaca más baja en reposo implica una función cardíaca
más eficiente y un mejor estado físico cardiovascular. Por ejemplo, un atleta bien entrenado
puede tener una frecuencia cardíaca en reposo normal cercana a 40 latidos por minuto.
Una frecuencia cardíaca en reposo normal para los adultos oscila entre 60 y 100 latidos por
minuto.
El ritmo cardíaco de una persona durante un ataque cardíaco variará con base en su salud
general, uso de medicamentos y otras afecciones médicas. Un ritmo cardíaco elevado no es
una señal o síntoma específico de un ataque cardíaco.
El infarto agudo de miocardio es un síndrome coronario agudo. Se caracteriza por la
aparición brusca de un cuadro de sufrimiento isquémico (falta de riego) a una parte del
músculo del corazón producido por la obstrucción aguda y total de una de las arterias
coronarias que lo alimentan.
El hematocrito es un examen sanguíneo que mide el número de glóbulos rojos.
La eritropoyetina es una hormona producida por el riñón, cuya función es mantener
constante la concentración de glóbulos rojos
en la sangre. Normalmente, los glóbulos rojos
se forman y se destruyen a la misma
velocidad. No obstante, si el riñón percibe un
descenso en la circulación de glóbulos rojos,
libera EPO con el fin de estimular la
producción de glóbulos rojos en la médula
ósea.
Los valores de los niveles de EPO
plasmáticos en sujetos con infarto fueron
significativamente superiores a los controles
al ingreso al hospital, a las 24 horas y a los 7
días. El valor de recuento de células rojas de
la sangre fue menor en el caso de los pacientes con infarto a las 24 horas y a los 7 días. No
se informó correlación entre los valores de EPO y de hemoglobina circulante en sujetos
sanos, tampoco en aquellos con infarto de miocardio al ingreso o a las 24 horas. A los 7
días del infarto, los valores de EPO plasmática se correlacionaron en forma inversa con la
concentración de hemoglobina y el hematocrito.
Una frecuencia cardíaca en reposo normal para los adultos oscila entre 60 y 100 latidos
por minuto.
Generalmente, una frecuencia cardíaca más baja en reposo implica una función cardíaca
más eficiente y un mejor estado físico cardiovascular. Por ejemplo, un atleta bien entrenado
puede tener una frecuencia cardíaca en reposo normal cercana a 40 latidos por minuto.
Una frecuencia cardíaca en reposo normal para los adultos oscila entre 60 y 100 latidos por
minuto.
El ritmo cardíaco de una persona durante un ataque cardíaco variará con base en su salud
general, uso de medicamentos y otras afecciones médicas. Un ritmo cardíaco elevado no es
una señal o síntoma específico de un ataque cardíaco.