Tema 7. 20. Agricultura: abolición del régimen señorial y desamortización de la tierra
Entre 1833 y 1868 se desarrolló en España un proceso de sustitución de la economía
feudal y de la sociedad estamental propia del Antiguo Régimen por un sistema capitalista y
una sociedad de clases. La propiedad definió la nueva escala social con la creación de
nuevas élites compuestas por la alta burguesía y la vieja nobleza. Este sistema incrementó
las desigualdades sociales. El desarrollo económico fue en general lento e insuficiente,
caracterizado por una mala distribución de la riqueza y un mercado débil. Los principales
hitos económicos de este periodo fueron la reforma agraria liberal y los inicios de la
industrialización.
Durante el siglo XVIII los ilustrados habían analizado el problema agrario haciendo énfasis
en el problema del régimen de propiedad.
-En España se mantenía desde la Edad Media un régimen de propiedad feudal, donde
la mayoría de las tierras estaban en manos de la nobleza y la Iglesia, que en ocasiones se
desentendían de su explotación y se limitaban a la percepción de rentas (rentistas,
absentistas)
-Las tierras eran cultivadas en régimen de renta por campesinos descapitalizados que
tenían que pagar las cargas señoriales. Practicaban una agricultura de subsistencia,
con técnicas tradicionales: los rendimientos de la tierra eran bajos.
-La propiedad estaba inmovilizada: las tierras estaban vinculadas al linaje (mayorazgo) o
a la institución (Iglesia, Ayuntamientos). Eran tierras “de manos muertas”, que no se
podían vender.
La reforma agraria liberal pretendía poner fin al atraso agrario y modernizar la agricultura
mediante: la eliminación del régimen señorial, la erradicación del sistema de propiedad de
manos muertas y la conversión de la tierra en objeto de libre compraventa. Se
completaría con la venta y privatización de las tierras de la Iglesia y los Ayuntamientos.
Así se consolidaría la propiedad privada en la agricultura.
Los primeros precedentes se remontan a los reinados de Carlos IV y de José I, las Cortes
de Cádiz y las del Trienio, pero apenas tuvieron consecuencias debido a su escasa
duración.
Las desamortizaciones incluyeron tres grandes medidas:
1.- La abolición de los señoríos y de los derechos jurisdiccionales que no significó el
acceso de los campesinos a la propiedad de la tierra. Los tribunales fallaron a favor de la
nobleza. Sólo cuando los campesinos presentaban documentos indiscutibles les era
adjudicada la propiedad.
Entre 1833 y 1868 se desarrolló en España un proceso de sustitución de la economía
feudal y de la sociedad estamental propia del Antiguo Régimen por un sistema capitalista y
una sociedad de clases. La propiedad definió la nueva escala social con la creación de
nuevas élites compuestas por la alta burguesía y la vieja nobleza. Este sistema incrementó
las desigualdades sociales. El desarrollo económico fue en general lento e insuficiente,
caracterizado por una mala distribución de la riqueza y un mercado débil. Los principales
hitos económicos de este periodo fueron la reforma agraria liberal y los inicios de la
industrialización.
Durante el siglo XVIII los ilustrados habían analizado el problema agrario haciendo énfasis
en el problema del régimen de propiedad.
-En España se mantenía desde la Edad Media un régimen de propiedad feudal, donde
la mayoría de las tierras estaban en manos de la nobleza y la Iglesia, que en ocasiones se
desentendían de su explotación y se limitaban a la percepción de rentas (rentistas,
absentistas)
-Las tierras eran cultivadas en régimen de renta por campesinos descapitalizados que
tenían que pagar las cargas señoriales. Practicaban una agricultura de subsistencia,
con técnicas tradicionales: los rendimientos de la tierra eran bajos.
-La propiedad estaba inmovilizada: las tierras estaban vinculadas al linaje (mayorazgo) o
a la institución (Iglesia, Ayuntamientos). Eran tierras “de manos muertas”, que no se
podían vender.
La reforma agraria liberal pretendía poner fin al atraso agrario y modernizar la agricultura
mediante: la eliminación del régimen señorial, la erradicación del sistema de propiedad de
manos muertas y la conversión de la tierra en objeto de libre compraventa. Se
completaría con la venta y privatización de las tierras de la Iglesia y los Ayuntamientos.
Así se consolidaría la propiedad privada en la agricultura.
Los primeros precedentes se remontan a los reinados de Carlos IV y de José I, las Cortes
de Cádiz y las del Trienio, pero apenas tuvieron consecuencias debido a su escasa
duración.
Las desamortizaciones incluyeron tres grandes medidas:
1.- La abolición de los señoríos y de los derechos jurisdiccionales que no significó el
acceso de los campesinos a la propiedad de la tierra. Los tribunales fallaron a favor de la
nobleza. Sólo cuando los campesinos presentaban documentos indiscutibles les era
adjudicada la propiedad.