Tema 8. 22. La restauración de la monarquía borbónica, la constitución de 1876,
bipartidismo y manipulación electoral (1875-1902)
En diciembre de 1874 el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto y
proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II. Previamente, Alfonso XII, se
había ofrecido a regresar a España como rey en el Manifiesto de Sandhurst.
La Restauración fue un periodo caracterizado por su larga duración y por su estabilidad.
El término Restauración tiene un doble significado. Por un lado, el de la vuelta de los
Borbones al trono de España y por otro, el retorno al poder de los antiguos moderados
que habían sido desplazados de este por la revolución de 1868.
El rasgo más característico del régimen fue el entendimiento entre las dos corrientes
de la burguesía liberal monárquica. El periodo de la Restauración se dividió en dos
etapas separadas por la crisis de 1898.
● La etapa de plenitud (1875-1902), que correspondió al reinado de Alfonso XII
(1875-1885) y la regencia de María Cristina de Habsburgo Lorena (1885-1902).
● La etapa de decadencia (1902-1923), que abarcó al reinado de Alfonso XIII.
Antonio Cánovas del Castillo fue el artífice del nuevo régimen político. Desde una óptica
conservadora y basada en una lectura tradicional de la historia de España (monarquía,
religión y propiedad), pretendió superar los problemas endémicos del liberalismo español:
1) El carácter partidista y excluyente de los moderados en la época de Isabel II y la
división del liberalismo monárquico en dos corrientes irreconciliables.
2) El intervencionismo militar en la política y los enfrentamientos civiles. Para
conseguirlo, propuso un espíritu de pacto; es decir, el entendimiento entre las dos
familias del liberalismo monárquico mediante un sistema bipartidista y la alternancia en
el poder. En un sistema solo formalmente democrático.
Este espíritu de pacto se reflejó en la Constitución de 1876. La nueva Constitución
favoreció la estabilidad política. Aunque tenía un claro carácter conservador, se redactó
con cierta flexibilidad con el objetivo de que permitiera gobernar a los dos partidos del
turno de manera estable, sin tener que cambiarla cada vez que un nuevo partido accedía
al poder. Las divergencias más importantes se centraron en el concepto de soberanía
(compartida o nacional), el tipo de sufragio (censitario o universal) y la confesionalidad del
Estado. En las cuestiones básicas se inspira en el liberalismo doctrinario (el del partido
moderado). Presenta por lo tanto un enfoque conservador de la división de poderes, ya
que propone la soberanía compartida entre el monarca y las Cortes, lo que concede
amplios poderes del monarca que se convertía en una figura moderadora y ejercía en la
práctica de árbitro del sistema (nombramiento del presidente del Gobierno, derecho de
bipartidismo y manipulación electoral (1875-1902)
En diciembre de 1874 el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto y
proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II. Previamente, Alfonso XII, se
había ofrecido a regresar a España como rey en el Manifiesto de Sandhurst.
La Restauración fue un periodo caracterizado por su larga duración y por su estabilidad.
El término Restauración tiene un doble significado. Por un lado, el de la vuelta de los
Borbones al trono de España y por otro, el retorno al poder de los antiguos moderados
que habían sido desplazados de este por la revolución de 1868.
El rasgo más característico del régimen fue el entendimiento entre las dos corrientes
de la burguesía liberal monárquica. El periodo de la Restauración se dividió en dos
etapas separadas por la crisis de 1898.
● La etapa de plenitud (1875-1902), que correspondió al reinado de Alfonso XII
(1875-1885) y la regencia de María Cristina de Habsburgo Lorena (1885-1902).
● La etapa de decadencia (1902-1923), que abarcó al reinado de Alfonso XIII.
Antonio Cánovas del Castillo fue el artífice del nuevo régimen político. Desde una óptica
conservadora y basada en una lectura tradicional de la historia de España (monarquía,
religión y propiedad), pretendió superar los problemas endémicos del liberalismo español:
1) El carácter partidista y excluyente de los moderados en la época de Isabel II y la
división del liberalismo monárquico en dos corrientes irreconciliables.
2) El intervencionismo militar en la política y los enfrentamientos civiles. Para
conseguirlo, propuso un espíritu de pacto; es decir, el entendimiento entre las dos
familias del liberalismo monárquico mediante un sistema bipartidista y la alternancia en
el poder. En un sistema solo formalmente democrático.
Este espíritu de pacto se reflejó en la Constitución de 1876. La nueva Constitución
favoreció la estabilidad política. Aunque tenía un claro carácter conservador, se redactó
con cierta flexibilidad con el objetivo de que permitiera gobernar a los dos partidos del
turno de manera estable, sin tener que cambiarla cada vez que un nuevo partido accedía
al poder. Las divergencias más importantes se centraron en el concepto de soberanía
(compartida o nacional), el tipo de sufragio (censitario o universal) y la confesionalidad del
Estado. En las cuestiones básicas se inspira en el liberalismo doctrinario (el del partido
moderado). Presenta por lo tanto un enfoque conservador de la división de poderes, ya
que propone la soberanía compartida entre el monarca y las Cortes, lo que concede
amplios poderes del monarca que se convertía en una figura moderadora y ejercía en la
práctica de árbitro del sistema (nombramiento del presidente del Gobierno, derecho de