TEMA 9. 26. El problema de Marruecos y la crisis de 1909.
La mayoría de edad de Alfonso XIII conllevó una nueva relación de la Corona con el sistema
político. Alfonso XIII intervino constantemente utilizando las atribuciones que le otorgaba la
constitución, lo que provocó que su figura quedara ligada al devenir político del país y perdiera la
distancia institucional que se le suponía.
Por otro lado, el regeneracionismo político tuvo como principales manifestaciones los proyectos
reformistas que intentaros desarrollar los partidos del turno. En el Partido Conservador, Maura intentó
aproximar el partido a lo que él denominaba las “masas neutras católicas”. Luchó sin éxito contra el
caciquismo y comenzó una política de acercamiento al catalanismo político conservador. Además su
intervención en Marruecos le costó su dimisión y por tanto el fracaso de su proyecto.
En el caso del Partido Liberal, su nuevo líder, Canalejas, intentó atraer el partido a los sectores a
la izquierda, promovió la separación Iglesia-Estado e instauró la Ley del Candado para evitar la
expansión de nuevas órdenes religiosas. Puso en marcha el proyecto de Mancomunidades para
Cataluña, que aumentaban su autogobierno y sustituyó los consumos por impuestos progresivos. La
nueva ley de reclutamiento eliminaba la redención del servicio militar por dinero. Sus proyectos se
vieron truncados al ser asesinado por un anarquista en 1912. Este asesinato puso fin a los intentos
de regeneración.
Entonces se dio una etapa de inestabilidad institucional y división interna en los partidos del turno,
así como la vuelta de la intervención de los militares en política, tanto por la guerra de Marruecos,
como por su enfrentamiento con el nacionalismo catalán, que tras una serie de incidentes acabó con
la institución de la Ley de Jurisdicciones, favorable al ejército y que incrementó el descontento
político en el catalanismo.
Las tensiones sociales y políticas que causaba el sistema canovista, aumentadas por la guerra de
Marruecos, estallaron en la Semana Trágica de Barcelona. Se trata de la primera gran crisis desde
1898 y supuso la ruptura de los consensos alcanzados en la Restauración y la crisis del turnismo.
La crisis de 1909 tuvo su origen en la guerra colonial de Marruecos: Tras el desastre del 98 la
actuación exterior española se dirigió al norte de África, donde se estaba terminando el reparto
colonial. España ocupó una estrecha franja del norte de Marruecos próxima a las posesiones de
Ceuta y Melilla y un territorio en la costa atlántica (Ifni y Río de Oro). Los límites territoriales
españoles se establecieron en la Conferencia de Algeciras (1906) y en posteriores acuerdos
bilaterales con Francia (tratado de 1912). La ocupación del Rif encontró fuertes resistencias de las
tribus locales (kabilas), que conllevó guerras permanentes desde 1909 hasta 1927.
La presencia española en África era apoyada por el ejército que buscaba restaurar su prestigio en
otra empresa colonial. También había intereses económicos por la actividad minera y la construcción
de un nuevo ferrocarril.
Sin embargo, no fue nunca aceptada ni por las fuerzas políticas de izquierda, ni por la opinión
popular, que no se hacía cargo de las pérdidas materiales y humanas en el Rif. Además las familias
adineradas evitaban a sus hijos la participación en el servicio militar, yendo así solo los pobres.
La Semana Trágica de Barcelona se produjo entre el 26 de julio y el 2 de agosto. El 9 de julio
hubo un ataque a las obras del ferrocarril que causó varias bajas entre los operarios. El gobierno de
La mayoría de edad de Alfonso XIII conllevó una nueva relación de la Corona con el sistema
político. Alfonso XIII intervino constantemente utilizando las atribuciones que le otorgaba la
constitución, lo que provocó que su figura quedara ligada al devenir político del país y perdiera la
distancia institucional que se le suponía.
Por otro lado, el regeneracionismo político tuvo como principales manifestaciones los proyectos
reformistas que intentaros desarrollar los partidos del turno. En el Partido Conservador, Maura intentó
aproximar el partido a lo que él denominaba las “masas neutras católicas”. Luchó sin éxito contra el
caciquismo y comenzó una política de acercamiento al catalanismo político conservador. Además su
intervención en Marruecos le costó su dimisión y por tanto el fracaso de su proyecto.
En el caso del Partido Liberal, su nuevo líder, Canalejas, intentó atraer el partido a los sectores a
la izquierda, promovió la separación Iglesia-Estado e instauró la Ley del Candado para evitar la
expansión de nuevas órdenes religiosas. Puso en marcha el proyecto de Mancomunidades para
Cataluña, que aumentaban su autogobierno y sustituyó los consumos por impuestos progresivos. La
nueva ley de reclutamiento eliminaba la redención del servicio militar por dinero. Sus proyectos se
vieron truncados al ser asesinado por un anarquista en 1912. Este asesinato puso fin a los intentos
de regeneración.
Entonces se dio una etapa de inestabilidad institucional y división interna en los partidos del turno,
así como la vuelta de la intervención de los militares en política, tanto por la guerra de Marruecos,
como por su enfrentamiento con el nacionalismo catalán, que tras una serie de incidentes acabó con
la institución de la Ley de Jurisdicciones, favorable al ejército y que incrementó el descontento
político en el catalanismo.
Las tensiones sociales y políticas que causaba el sistema canovista, aumentadas por la guerra de
Marruecos, estallaron en la Semana Trágica de Barcelona. Se trata de la primera gran crisis desde
1898 y supuso la ruptura de los consensos alcanzados en la Restauración y la crisis del turnismo.
La crisis de 1909 tuvo su origen en la guerra colonial de Marruecos: Tras el desastre del 98 la
actuación exterior española se dirigió al norte de África, donde se estaba terminando el reparto
colonial. España ocupó una estrecha franja del norte de Marruecos próxima a las posesiones de
Ceuta y Melilla y un territorio en la costa atlántica (Ifni y Río de Oro). Los límites territoriales
españoles se establecieron en la Conferencia de Algeciras (1906) y en posteriores acuerdos
bilaterales con Francia (tratado de 1912). La ocupación del Rif encontró fuertes resistencias de las
tribus locales (kabilas), que conllevó guerras permanentes desde 1909 hasta 1927.
La presencia española en África era apoyada por el ejército que buscaba restaurar su prestigio en
otra empresa colonial. También había intereses económicos por la actividad minera y la construcción
de un nuevo ferrocarril.
Sin embargo, no fue nunca aceptada ni por las fuerzas políticas de izquierda, ni por la opinión
popular, que no se hacía cargo de las pérdidas materiales y humanas en el Rif. Además las familias
adineradas evitaban a sus hijos la participación en el servicio militar, yendo así solo los pobres.
La Semana Trágica de Barcelona se produjo entre el 26 de julio y el 2 de agosto. El 9 de julio
hubo un ataque a las obras del ferrocarril que causó varias bajas entre los operarios. El gobierno de
