¿Quién es más feliz?
El ser humano siempre ha querido alcanzar la felicidad, saber cuál es el secreto para
conseguirla y experimentarla el máximo tiempo posible. Pero, ¿qué significa ser feliz? es un
estado de ánimo que una persona siente al disfrutar lo bueno o las cosas que desea conseguir.
Aunque la felicidad es distinta para cada uno de nosotros, se puede resumir en dos grupos,
por un lado están los pobres, que consideran que la felicidad es tener sus necesidades básicas
cubiertas y por otro lado, los ricos que pretenden obtener dicha felicidad por medio de los
caprichos. Podemos observar como en la actualidad está directamente relacionada con el
dinero y las cosas materiales pero ¿acaso es más feliz el que más tiene o el que más sabe?
Las grandes empresas nos han hecho pensar que comprar muchas cosas nos produce
felicidad, pero esta es efímera, volvemos a tener la necesidad de comprar otra cosa y así
sucesivamente. De esta forma nos damos cuenta de que no tenerlo todo significa obtener la
máxima felicidad, cuando Sócrates volvía de pasear por el mercado de Atenas, siempre sin
comprar nada, solía decir: “Me encanta ver cuantas cosas no necesito para ser feliz”. La
felicidad, no consiste en tenerlo todo si no en no desear nada pues cuanto más la buscamos
más la alejamos. Sin embargo, está constatado que las personas con menos recursos suelen
ser muy felices al obtener por ejemplo un lugar dónde vivir y esta felicidad es permanente
durante toda su vida por lo tanto se quedan satisfechos, mientras que los ricos quieren más y
más y nunca llegan a encontrar la plena satisfacción.
Tales de Mileto dijo: “la felicidad del cuerpo se funda en la salud; la del
entendimiento, en el saber”. Esto quiere decir que para él la sabiduría produce felicidad al
igual que la salud y si no eres sabio no puedes conocer la felicidad. Sócrates también pensaba
de esta manera y fue el primero en desarrollar la teoría del intelectualismo moral partiendo de
la base del dualismo antropológico y que posteriormente Platón siguió desarrollando.
Propone esta concepción ética en la que quien actúa mal es un ignorante y quién sabe y
conoce qué es el bien actúa adecuadamente y por lo tanto se encuentra en el camino hacia la
verdadera felicidad.
Por otro lado han habido filósofos que han mantenido que la ignorancia es felicidad y
que el conocimiento tiene un punto peligroso para el ser humano. Ser ignorante para mí es no
saber nada ni interesarse en saberlo, se dice que de esta manera puedes llegar a ser muy feliz.
Ya que estas personas desconocen mucho de los problemas que angustian a gran parte de la
población y viven sin el miedo a lo que les podría ocurrir cosa que los sabios si sienten y
puede ser un motivo de su falta de felicidad. Un claro ejemplo de que la ignorancia da la
felicidad son los niños, en general son más felices ya que desconocen todos los problemas,
peligros y preocupaciones existentes a su alrededor. Al no saber las consecuencias de estos
actúan libremente sin miedos, mientras que cuando nos hacemos adultos vemos la realidad
que nos impide ser igual de felices que en nuestra infancia.
El ser humano siempre ha querido alcanzar la felicidad, saber cuál es el secreto para
conseguirla y experimentarla el máximo tiempo posible. Pero, ¿qué significa ser feliz? es un
estado de ánimo que una persona siente al disfrutar lo bueno o las cosas que desea conseguir.
Aunque la felicidad es distinta para cada uno de nosotros, se puede resumir en dos grupos,
por un lado están los pobres, que consideran que la felicidad es tener sus necesidades básicas
cubiertas y por otro lado, los ricos que pretenden obtener dicha felicidad por medio de los
caprichos. Podemos observar como en la actualidad está directamente relacionada con el
dinero y las cosas materiales pero ¿acaso es más feliz el que más tiene o el que más sabe?
Las grandes empresas nos han hecho pensar que comprar muchas cosas nos produce
felicidad, pero esta es efímera, volvemos a tener la necesidad de comprar otra cosa y así
sucesivamente. De esta forma nos damos cuenta de que no tenerlo todo significa obtener la
máxima felicidad, cuando Sócrates volvía de pasear por el mercado de Atenas, siempre sin
comprar nada, solía decir: “Me encanta ver cuantas cosas no necesito para ser feliz”. La
felicidad, no consiste en tenerlo todo si no en no desear nada pues cuanto más la buscamos
más la alejamos. Sin embargo, está constatado que las personas con menos recursos suelen
ser muy felices al obtener por ejemplo un lugar dónde vivir y esta felicidad es permanente
durante toda su vida por lo tanto se quedan satisfechos, mientras que los ricos quieren más y
más y nunca llegan a encontrar la plena satisfacción.
Tales de Mileto dijo: “la felicidad del cuerpo se funda en la salud; la del
entendimiento, en el saber”. Esto quiere decir que para él la sabiduría produce felicidad al
igual que la salud y si no eres sabio no puedes conocer la felicidad. Sócrates también pensaba
de esta manera y fue el primero en desarrollar la teoría del intelectualismo moral partiendo de
la base del dualismo antropológico y que posteriormente Platón siguió desarrollando.
Propone esta concepción ética en la que quien actúa mal es un ignorante y quién sabe y
conoce qué es el bien actúa adecuadamente y por lo tanto se encuentra en el camino hacia la
verdadera felicidad.
Por otro lado han habido filósofos que han mantenido que la ignorancia es felicidad y
que el conocimiento tiene un punto peligroso para el ser humano. Ser ignorante para mí es no
saber nada ni interesarse en saberlo, se dice que de esta manera puedes llegar a ser muy feliz.
Ya que estas personas desconocen mucho de los problemas que angustian a gran parte de la
población y viven sin el miedo a lo que les podría ocurrir cosa que los sabios si sienten y
puede ser un motivo de su falta de felicidad. Un claro ejemplo de que la ignorancia da la
felicidad son los niños, en general son más felices ya que desconocen todos los problemas,
peligros y preocupaciones existentes a su alrededor. Al no saber las consecuencias de estos
actúan libremente sin miedos, mientras que cuando nos hacemos adultos vemos la realidad
que nos impide ser igual de felices que en nuestra infancia.
