CONOCIMIENTO Y REALIDAD según PLATÓN
Platón busca demostrar que los valores éticos y políticos, como la justicia y el bien, son
objetivos e inmutables, no meras opiniones subjetivas o creaciones humanas. Esta idea
surge como respuesta al relativismo de los sofistas, que creían que todo era subjetivo y
cada uno podía tener “su verdad”. Esto, según Platón, había dañado la democracia
ateniense.
Platón tenia un dualismo ontológico ya que creia que el mundo se dividia en dos realidades:
el mundo inteligible, donde habitaban las Ideas a las que sólo podemos acceder por medio
de la razón y el sensible, donde habitaban los objetos sensibles sobre los que sólo
podíamos tener opinión.
El mundo sensible está en constante cambio y no encontramos nada inmutable. Pero Platon
observa que en las matemáticas los números y las figuras geométricas son inmutables e
inmateriales. Esto lleva a Platón a considerar que el conocimiento de los valores éticos y
políticos, también trata con objetos inmateriales e inteligibles: las Ideas.
Platón dice que hay Ideas ético-políticas (como la Justicia y el Bien) e Ideas de las esencias
de las cosas sensibles (por ejemplo, la Idea de Caballo o Árbol). Sin estas Ideas, no
podríamos reconocer la esencia de las cosas sensibles, ya que estas son siempre
cambiantes. El conocimiento verdadero implica captar estas esencias inmutables.
Las Ideas existen en un Mundo Inteligible, separado del mundo sensible. Este mundo no es
físico ni temporal y está jerarquizado: las Ideas más generales están por encima de las
específicas. En la cima de esta jerarquía está la Idea de Bien, de la que participan todas las
demás Ideas y cosas sensibles.
Aunque el alma está aprisionada en el cuerpo, puede recordar las Ideas gracias a la
reminiscencia (anámnesis). Las cosas sensibles, aunque imperfectas, imitan a las Ideas y
despiertan en el alma un recuerdo de ellas. Esto se debe a que el Demiurgo, al modelar el
mundo, se inspiró en las Ideas como arquetipos (modelos)
Platón describe un camino ascendente del conocimiento que va desde el mundo sensible,
donde solo hay opinión (doxa), hasta el mundo inteligible, donde se encuentra el
conocimiento verdadero (episteme).
Este camino se ilustra con el símil de la línea vertical, en el que el alma asciende desde las
imágenes hasta las Ideas.Paralelamente, el amor (eros) a la Belleza conduce al
conocimiento del Bien supremo.
Platón vincula el camino del conocimiento con la alegoría de la caverna:un grupo de
personas (prisioneros) en una caverna solo ven sombras en una pared y creen que lo que
ven es la realidad, hasta que uno de ellos consigue salir y descubre que lo que veían era
copias del mundo real (fuera de la caverna), los prisioneros en la caverna representan a las
almas atrapadas en el mundo sensible. Solo al liberarse y ascender al exterior pueden
contemplar el mundo de las Ideas y, finalmente, la Idea del Bien.
Platón busca demostrar que los valores éticos y políticos, como la justicia y el bien, son
objetivos e inmutables, no meras opiniones subjetivas o creaciones humanas. Esta idea
surge como respuesta al relativismo de los sofistas, que creían que todo era subjetivo y
cada uno podía tener “su verdad”. Esto, según Platón, había dañado la democracia
ateniense.
Platón tenia un dualismo ontológico ya que creia que el mundo se dividia en dos realidades:
el mundo inteligible, donde habitaban las Ideas a las que sólo podemos acceder por medio
de la razón y el sensible, donde habitaban los objetos sensibles sobre los que sólo
podíamos tener opinión.
El mundo sensible está en constante cambio y no encontramos nada inmutable. Pero Platon
observa que en las matemáticas los números y las figuras geométricas son inmutables e
inmateriales. Esto lleva a Platón a considerar que el conocimiento de los valores éticos y
políticos, también trata con objetos inmateriales e inteligibles: las Ideas.
Platón dice que hay Ideas ético-políticas (como la Justicia y el Bien) e Ideas de las esencias
de las cosas sensibles (por ejemplo, la Idea de Caballo o Árbol). Sin estas Ideas, no
podríamos reconocer la esencia de las cosas sensibles, ya que estas son siempre
cambiantes. El conocimiento verdadero implica captar estas esencias inmutables.
Las Ideas existen en un Mundo Inteligible, separado del mundo sensible. Este mundo no es
físico ni temporal y está jerarquizado: las Ideas más generales están por encima de las
específicas. En la cima de esta jerarquía está la Idea de Bien, de la que participan todas las
demás Ideas y cosas sensibles.
Aunque el alma está aprisionada en el cuerpo, puede recordar las Ideas gracias a la
reminiscencia (anámnesis). Las cosas sensibles, aunque imperfectas, imitan a las Ideas y
despiertan en el alma un recuerdo de ellas. Esto se debe a que el Demiurgo, al modelar el
mundo, se inspiró en las Ideas como arquetipos (modelos)
Platón describe un camino ascendente del conocimiento que va desde el mundo sensible,
donde solo hay opinión (doxa), hasta el mundo inteligible, donde se encuentra el
conocimiento verdadero (episteme).
Este camino se ilustra con el símil de la línea vertical, en el que el alma asciende desde las
imágenes hasta las Ideas.Paralelamente, el amor (eros) a la Belleza conduce al
conocimiento del Bien supremo.
Platón vincula el camino del conocimiento con la alegoría de la caverna:un grupo de
personas (prisioneros) en una caverna solo ven sombras en una pared y creen que lo que
ven es la realidad, hasta que uno de ellos consigue salir y descubre que lo que veían era
copias del mundo real (fuera de la caverna), los prisioneros en la caverna representan a las
almas atrapadas en el mundo sensible. Solo al liberarse y ascender al exterior pueden
contemplar el mundo de las Ideas y, finalmente, la Idea del Bien.