George Orwell, escritor y periodista británico, hijo de Ida Mabel Limouzin Blair y
Richard Walmsley Blair, en realidad nace con el nombre de Eric Arthur Blair el 25 de
junio de 1903 en Motihari, donde el padre trabajaba como agente del Departamento
Británico del Opio. Cuando Eric apenas había cumplido un año y su hermana
Marjorie cumplió cinco, su madre se los llevó a Inglaterra. Eric no regresó a la India
hasta 1922 ni volvió a ver a su padre hasta cumplir ocho años, salvo en una breve
visita que el señor Blair hizo a la familia y en la que concibió a su segunda hermana,
Avey.
El retorno del padre al hogar familiar, una vez retirado de su servicio en la India,
tampoco ayudó a que Eric estableciera lazos afectivos con él, al considerarlo muy
conservador y aburrido. La infancia y los años de formación los vivió, por lo tanto,
rodeado de los cuidados y el afecto de su madre y sus hermanas. Sin embargo,
algunos estudiosos de la obra de Orwell han observado que vivir en un universo de
mujeres no lo ayudó a entender la mente femenina.
Se podría afirmar que la primera etapa de la infancia de Eric fue feliz. Era un niño
imaginativo, con aptitudes tempranas hacia la literatura y que asimilaba con acierto
las lecturas que le hacía su madre. En su ensayo «Por qué escribo» hace cinco o
seis años sabía que de mayor sería escritor. Su estancia en el condado de
Oxfordshire propiciaba esas prácticas poéticas y también las de la pesca o la caza a
las que se aficionó durante un tiempo.
Cyprian, en Eastbourne, en Sussex, un colegio privado de educación primaria era
famoso por preparar a sus alumnos para el ingreso en centros elitistas de
enseñanza secundaria, como Wellington, Winchester o Eton, habitualmente elegidos
por la clase dirigente para sus hijos. El elevado coste de los estudios solo lo hacía
asequible a la aristocracia y a las clases más altas, pero sus directores admitían la
presencia de alumnos becados siempre y cuando tuvieran talento y vinieran
recomendados. Gracias a su tío paterno y a la escuela parroquial de Henley que
avalaron sus aptitudes, Eric fue aceptado y empezó su carrera.
Como fue el caso de Eric, a quien llegaron a romper sobre su espalda la fusta de
montar con la que le golpeaban. Si el método educativo sirvió para que Eric pasara
satisfactoriamente los exámenes de acceso a Eton no se puede precisar, pero la
huella emocional que le produjo la estancia en el centro fue imborrable. El buen
expediente académico de Eric le permite obtener nuevas becas para estudiar en los
colegios privados de Eton y Wellington. En este último pasó un trimestre hasta tener
una plaza disponible en Eton y allí finalizó sus estudios secundarios a los 18 años.
La parte positiva de la enfermedad es que va a Inglaterra para convalecer y allí. Una
vez recuperado regresa a Birmania. Una vez en Inglaterra y tras una breve estancia
en la casa familiar de Southwold, se mudó a Londres y alquiló unas habitaciones en
Portobello Road, cuando la calle aún no gozaba de la popularidad que tiene en
nuestros días! Allí entra en contacto con Ruth Pitter, poeta y conocida de la familia
Blair, quien le aconseja que no escriba de cosas que desconozca.
, Eric decide seguir su indicación y, dado que sus intereses apuntan hacia el
compromiso social, se viste con harapos y durante cinco años realiza visitas
frecuentes al East Side londinense, la zona más deprimida de la ciudad, repitiendo
la misma prueba que había realizado Jack London en 1902. En 1928 se muda a
París y repite, aunque con menos sacrificios, la experiencia londinense yéndose a
vivir a la zona obrera del distrito 5. Colabora en revistas de extrema izquierda como
Le Progrés Civique y Monde, en las que publica títulos sobre la vida de los
vagabundos y los mendigos, un tema recurrente en su obra durante varios años.
Pero eso no es suficiente para sobrevivir, sea porque le roban el poco dinero que
tenía en el alojamiento compartido, o por el afán de conocer de primera mano el
mundo obrero.
En 1931 decide seguir indagando por suburbios míseros de Londres. Que su
estancia en colegios privados le proporciona anticuerpos suficientes para odiar a las
clases altas es fácil de comprender. Pero uno se pregunta qué fuerza interior
impulsaba a Eric a penetrar en la vida de una parte de la sociedad que le era ajena.
Semejante empeño no parece deberse únicamente a un genuino sentido de justicia
y a la curiosidad del creador en busca de nuevas experiencias para sus relatos, sino
que sugiere un firme deseo de mostrar la vileza de un sector de la población que él
conocía de primera mano.
Porque si Eric hubiera llegado a odiar el comportamiento de tantos miembros de la
aristocracia y la alta sociedad. Quién sabe si para actuar contra su padre y los del
grupo social que este representaba, Eric adoptó actitudes radicales. Estas
experiencias las contaría en «La recolección del lúpulo» y «En el trullo». Desde su
regreso a Inglaterra, buena parte de su subsistencia estuvo financiada por su madre
y su tía ya que los trabajos esporádicos y mal pagados, en parte interrumpidos a
consecuencia de su mala salud, no cubrían sus necesidades.
La salud de Eric hacía que la vida laboral fuera inestable, pero su objetivo de no
dejar de escribir ni un solo día lo cumplía a rajatabla. «hacer mano» y casi todos
habían visto la luz en diversas publicaciones periódicas. Ahora, Eric Blair estaba
listo para el siguiente paso, publicar un libro. Presentó a la editorial Jonathan Cape
el manuscrito de Vagabundo en París y Londres.
Contexto histórico
Hay que recordar que durante el período en el que Orwell escribió y publicó esta
novela, el panorama internacional estaba muy convulso. Son los años de la
Revolución Comunista China: de la guerra árabe-israelí; de la explosión de la
primera bomba atómica soviética: así como de la firma del Tratado del Atlántico.
Mientras Europa se dirigía hacia el triunfo de las tropas aliadas, los fascismos
neutrales mantenían en el poder a sus respectivos dictadores, Salazar y Franco.