1.1. Sociedad y economía en el Paleolítico y el Neolítico. Pintura rupestre.
En el Paleolítico, el primer hombre en Europa surgió hace un millón de años, y evolucionó hasta el homo sapiens. La economía
era depredadora (caza y recolección) y los grupos nómadas tenían asentamientos junto a ríos o cuevas. Destacamos la pintura
cantábrica (destacamos Altamira), con animales, figuras humanas y signos abstractos, con representación naturalista,
aprovechamiento de la piedra para dar volumen, el color y la ausencia de composición.
El clima se hizo más cálido y seco y comenzó el Mesolítico, de transición al Neolítico, con economía de caza y recolección, pero
con presión demográfica.
En el Neolítico hubo una economía de producción con agricultura y domesticación de animales y una creciente sedentarización,
lo que originó diferencias de riqueza y poder. Destacamos el pulimentado de piedra y la aparición de la cerámica. Destaca la
pintura levantina, con escenas de caza, de guerreros…, figuras esquemáticas, poco color y composiciones narrativas.
La Edad de los Metales se divide en 3 (calcolítico, edad de bronce y edad del hierro). Destacamos las culturas de Los Millares y El
Argar. Destacan la arquitectura megalítica (arquitectura talayótica balear) y el vaso campaniforme.
1.2. Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas: fenicios y griegos. Tartesos.
Al final de la edad del bronce se dio la edad del hierro o protohistoria. Tartesos fue el primer estado de la Península. Además de
las fuentes escritas griegas, la arqueología ha dado vestigios de su existencia. Entre sus reyes destacamos a Argantonio. A partir
del S.V a.C., desaparecen las referencias a Tartesos y se menciona a Turdetania.
Los pueblos indoeuropeos son los de las estepas euroasiáticas, que tuvieron presencia en la Península desde el segundo milenio
a.C., pero a partir del S. VIII a.C., penetraron celtas procedentes de Europa, con una economía, organización social y política poco
evolucionadas.
Los fenicios establecieron enclaves en el Mediterráneo (Gadir, Malaka, Sexi y Abdera). Los griegos llegaron por la vertiente
septentrional del Mediterráneo y establecieron Massalia, Rhode y Emporion. Los griegos y los fenicios comerciaban con nativos
y con Tartesos. En el S. VI a.C. la caída de Tiro en poder de los babilonios pasó el relevo del comercio mediterráneo a Cartago.
En el S. III a.C. la Península se dividía en: área ibérica (sur y levante, con economía rica, comercio activo y uso de la moneda,
estructura social evolucionada y organización política estatal) y el área celta (centro, oeste y norte, la zona con menor
desarrollo. Economía y comercio poco evolucionadas, pillaje, estructuras sociales primitivas y organización política preestatal).
Destaca la cultura castreña.
1.3. Conquista y romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y
cultural.
La política exterior de Roma en el SIII a.C. se basaba en la expansión al Mediterráneo occidental. Se dio el enfrentamiento con
Cartago, en la primera guerra púnica (264-241). La victoria sobre Cartago despertó la ambición romana y estalló la segunda
guerra púnica (218-201), y con ella, la ocupación de la Península. La conquista se divide en: I. Segunda guerra púnica y
ocupación del área ibérica (218-197 a.C): ocuparon el sur y el levante peninsular. II. Desde 197 a 154 a.C.: consolidación de
dominio los territorios ocupados y afianzamiento de las fronteras. III. Guerras celtíbero-lusitanas (154-133 a.C.). IV. Desde 133 a
29 a.C.: etapa de estabilización. V. Guerras cántabro-astures (29-19 a.C.). Dirigidas por Augusto, culminaron la conquista.
La romanización es la adopción de la lengua, cultura, formas de organización y modelos de vida romanos por los pueblos
conquistados, un ejemplo es la extensión del latín. Se llevó a cabo a través de la extensión de la vida urbana, el papel ejercido
por el ejército, la fundación de colonias, y la concesión de la ciudadanía romana a los indígenas.
Hispania, durante el Alto Imperio (S.I-III) se dividía en la provincia Citerior (al norte) y la Ulterior (al sur). La reforma
administrativa de Augusto estableció dos tipos de provincias: las senatoriales (la Bética) y las imperiales (la Tarraconense y la
Lusitania). Sistema de producción esclavista y una economía de tipo colonial. A finales del S.II comenzó un periodo de anarquía
militar que provocó el declive en las ciudades y llevó a un proceso de ruralización en el Bajo Imperio: economía cerrada y
estructura social polarizada. En el S.IV este periodo culminó con el emperador Diocleciano que emprendió una serie de reformas
que continuó Constantino (reforma administrativa). En el 476 cayó el Imperio romano de Occidente, y tras el Edicto de
Tesalónica de Teodosio I, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio. También se logró la difusión de toda la
cultura romana en Hispania: literatura (poeta Lucano), filosofía (el estoico Séneca) y la arquitectura (Teatro de Mérida,
Anfiteatro de Tarragona, Acueducto de Segovia).
, 1.4. El reino visigodo: origen y organización política. Los concilios.
En el año 409 irrumpieron en la Península tres pueblos bárbaros: suevos, vándalos y alanos. Los suevos y los vándalos asdingos
se asentaron el Gallaecia. Los vándalos silingos y los alanos se repartieron en el resto de la Península.
Los visigodos eran un pueblo muy romanizado. Su presencia en Hispania fue intermitente a lo largo del SV. Su asentamiento
inicial fue el sur de Francia con capital en Tolosa (Toulouse) pero tras la caída del Imperio en el 476 y la derrota ante los francos
en Vouillé en el 507, se establecieron en la Península. La monarquía visigoda (con capital en Toledo) tomó el relevo del control
de toda la Península, gracias a las conquistas de Leovigildo y Suintila, y así se convirtió en el primer estado independiente, a
partir del s.VII.
Los visigodos eran arrianos, pero Recaredo se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589). La unificación jurídica la
realizó Recesvinto en el 645 con el Liber Iudiciorum. La economía siguió el curso de la ruralización del Bajo Imperio, y el poder
estaba reunido en la nobleza y la Iglesia.
Hubo una nobleza territorial consecuencia de que los reyes se rodearon de gardingos y esos gardingos se rodearon de
bucelarios. Debido a la monarquía electiva, existía una inestabilidad política. Se componía de dos instituciones: el Officium
Palatinum y el Aula Regia. Los Concilios de Toledo eran asambleas eclesiásticas que adquirieron un papel político. Se respetó la
organización territorial romana, cada provincia tenía un duque, y cada territorio un conde o juez. Respecto a la cultura, estaba
unida a la Iglesia, destacan las Etimologías de San Isidoro. El arte es escaso, utilizan el arco de herradura (iglesia de San Pedro
de la Nave). Destaca la orfebrería (corona de Recesvinto).
2.1. Al Ándalus: la conquista musulmana de la península Ibérica. Emirato y califato de Córdoba.
La presencia de los musulmanes se debió a la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del islam. El
enfrentamiento decisivo fue la batalla de Guadalete (711) donde fue derrotado el ejército de Roderico.
Los musulmanes en Al Ándalus eran de dos grupos: los árabes, de la península Arábiga y los bereberes, del norte de África, que
se rebelaron en el 741. Las disputas internas se impusieron sobre los intentos de unificación política. En cuanto a la evolución
política destacamos:
I) El valiato o emirato independiente: la Península fue una provincia del califato de Damasco, gobernada por un valí o emir,
delegado del califa. Destacamos las derrotas de Covadonga (722) y de Poitiers (732).
II) El emirato independiente (756-929): en el año 750 expulsaron al califa de Damasco y asesinaron a los Omeyas. Se trasladó la
capital del califato a Bagdad. Abd al- Rahman I (756 – 788) con el poder en el 756 y se proclamó emir independiente en el
ámbito político.
III) El califato de Córdoba (929 – 1031): Abd al- Rahman III (912 – 961) dio el paso definitivo para la independencia de Al
Ándalus en el 929 al autoproclamarse califa (independiente en el ámbito político y espiritual). Momento culminante del poder
político, la cultura y el arte. En el terreno militar destacamos a Almanzor (976 – 1002). El califato se convirtió en una dictadura
militar. Muerto Almanzor (1002) las turbulencias políticas y las luchas caracterizaron el final del califato y se desintegró en reinos
de taifas.
2.2. Al Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí.
I) Los reinos de taifas (1031 – 1090): en el año 1031, una rebelión en Córdoba depuso al califa Hisham III, y con él, el último
símbolo de la unidad de Al Ándalus, que se fragmento en reinos de taifas que tenían que pagar parias a los cristianos.
II) La unificación almorávide (1090 – 1145): tras la conquista cristiana de Toledo (1085), los musulmanes reclamaron el apoyo de
los almorávides del norte de África. Vencieron a las tropas de Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz). En el 1090 volvió a
la Península para incorporar al imperio almorávide los reinos de taifas. El poder de los almorávides no llegó a consolidarse y en
1145, comenzaron los segundos reinos de taifas.
III) La unificación almohade (1146 – 1232): los almohades protagonizaron un segundo intento de reunificación de las taifas. La
completa unificación de Al Ándalus fue en 1172 y Sevilla era la capital. Victorias sobre reinos cristianos que reunificaron sus
fuerzas y vencieron a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), comenzando así el declive almohade y el
surgimiento de los terceros reinos de taifas, que ante el avance cristiano fueron sucumbiendo, excepto el de Granada, que
sobrevivió sometido al vasallaje de Castilla.
IV) El reino nazarí de Granada (1237 – 1492): fundado por Muhammad I, del linaje de los nazaríes, que se reveló contra los
almohades y se proclamó sultán en. Los Reyes Católicos emprendieron una guerra de conquista de 1482 a 1492, incorporando el
reino de Granada a la Corona de Castilla.
En el Paleolítico, el primer hombre en Europa surgió hace un millón de años, y evolucionó hasta el homo sapiens. La economía
era depredadora (caza y recolección) y los grupos nómadas tenían asentamientos junto a ríos o cuevas. Destacamos la pintura
cantábrica (destacamos Altamira), con animales, figuras humanas y signos abstractos, con representación naturalista,
aprovechamiento de la piedra para dar volumen, el color y la ausencia de composición.
El clima se hizo más cálido y seco y comenzó el Mesolítico, de transición al Neolítico, con economía de caza y recolección, pero
con presión demográfica.
En el Neolítico hubo una economía de producción con agricultura y domesticación de animales y una creciente sedentarización,
lo que originó diferencias de riqueza y poder. Destacamos el pulimentado de piedra y la aparición de la cerámica. Destaca la
pintura levantina, con escenas de caza, de guerreros…, figuras esquemáticas, poco color y composiciones narrativas.
La Edad de los Metales se divide en 3 (calcolítico, edad de bronce y edad del hierro). Destacamos las culturas de Los Millares y El
Argar. Destacan la arquitectura megalítica (arquitectura talayótica balear) y el vaso campaniforme.
1.2. Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas: fenicios y griegos. Tartesos.
Al final de la edad del bronce se dio la edad del hierro o protohistoria. Tartesos fue el primer estado de la Península. Además de
las fuentes escritas griegas, la arqueología ha dado vestigios de su existencia. Entre sus reyes destacamos a Argantonio. A partir
del S.V a.C., desaparecen las referencias a Tartesos y se menciona a Turdetania.
Los pueblos indoeuropeos son los de las estepas euroasiáticas, que tuvieron presencia en la Península desde el segundo milenio
a.C., pero a partir del S. VIII a.C., penetraron celtas procedentes de Europa, con una economía, organización social y política poco
evolucionadas.
Los fenicios establecieron enclaves en el Mediterráneo (Gadir, Malaka, Sexi y Abdera). Los griegos llegaron por la vertiente
septentrional del Mediterráneo y establecieron Massalia, Rhode y Emporion. Los griegos y los fenicios comerciaban con nativos
y con Tartesos. En el S. VI a.C. la caída de Tiro en poder de los babilonios pasó el relevo del comercio mediterráneo a Cartago.
En el S. III a.C. la Península se dividía en: área ibérica (sur y levante, con economía rica, comercio activo y uso de la moneda,
estructura social evolucionada y organización política estatal) y el área celta (centro, oeste y norte, la zona con menor
desarrollo. Economía y comercio poco evolucionadas, pillaje, estructuras sociales primitivas y organización política preestatal).
Destaca la cultura castreña.
1.3. Conquista y romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y
cultural.
La política exterior de Roma en el SIII a.C. se basaba en la expansión al Mediterráneo occidental. Se dio el enfrentamiento con
Cartago, en la primera guerra púnica (264-241). La victoria sobre Cartago despertó la ambición romana y estalló la segunda
guerra púnica (218-201), y con ella, la ocupación de la Península. La conquista se divide en: I. Segunda guerra púnica y
ocupación del área ibérica (218-197 a.C): ocuparon el sur y el levante peninsular. II. Desde 197 a 154 a.C.: consolidación de
dominio los territorios ocupados y afianzamiento de las fronteras. III. Guerras celtíbero-lusitanas (154-133 a.C.). IV. Desde 133 a
29 a.C.: etapa de estabilización. V. Guerras cántabro-astures (29-19 a.C.). Dirigidas por Augusto, culminaron la conquista.
La romanización es la adopción de la lengua, cultura, formas de organización y modelos de vida romanos por los pueblos
conquistados, un ejemplo es la extensión del latín. Se llevó a cabo a través de la extensión de la vida urbana, el papel ejercido
por el ejército, la fundación de colonias, y la concesión de la ciudadanía romana a los indígenas.
Hispania, durante el Alto Imperio (S.I-III) se dividía en la provincia Citerior (al norte) y la Ulterior (al sur). La reforma
administrativa de Augusto estableció dos tipos de provincias: las senatoriales (la Bética) y las imperiales (la Tarraconense y la
Lusitania). Sistema de producción esclavista y una economía de tipo colonial. A finales del S.II comenzó un periodo de anarquía
militar que provocó el declive en las ciudades y llevó a un proceso de ruralización en el Bajo Imperio: economía cerrada y
estructura social polarizada. En el S.IV este periodo culminó con el emperador Diocleciano que emprendió una serie de reformas
que continuó Constantino (reforma administrativa). En el 476 cayó el Imperio romano de Occidente, y tras el Edicto de
Tesalónica de Teodosio I, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio. También se logró la difusión de toda la
cultura romana en Hispania: literatura (poeta Lucano), filosofía (el estoico Séneca) y la arquitectura (Teatro de Mérida,
Anfiteatro de Tarragona, Acueducto de Segovia).
, 1.4. El reino visigodo: origen y organización política. Los concilios.
En el año 409 irrumpieron en la Península tres pueblos bárbaros: suevos, vándalos y alanos. Los suevos y los vándalos asdingos
se asentaron el Gallaecia. Los vándalos silingos y los alanos se repartieron en el resto de la Península.
Los visigodos eran un pueblo muy romanizado. Su presencia en Hispania fue intermitente a lo largo del SV. Su asentamiento
inicial fue el sur de Francia con capital en Tolosa (Toulouse) pero tras la caída del Imperio en el 476 y la derrota ante los francos
en Vouillé en el 507, se establecieron en la Península. La monarquía visigoda (con capital en Toledo) tomó el relevo del control
de toda la Península, gracias a las conquistas de Leovigildo y Suintila, y así se convirtió en el primer estado independiente, a
partir del s.VII.
Los visigodos eran arrianos, pero Recaredo se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589). La unificación jurídica la
realizó Recesvinto en el 645 con el Liber Iudiciorum. La economía siguió el curso de la ruralización del Bajo Imperio, y el poder
estaba reunido en la nobleza y la Iglesia.
Hubo una nobleza territorial consecuencia de que los reyes se rodearon de gardingos y esos gardingos se rodearon de
bucelarios. Debido a la monarquía electiva, existía una inestabilidad política. Se componía de dos instituciones: el Officium
Palatinum y el Aula Regia. Los Concilios de Toledo eran asambleas eclesiásticas que adquirieron un papel político. Se respetó la
organización territorial romana, cada provincia tenía un duque, y cada territorio un conde o juez. Respecto a la cultura, estaba
unida a la Iglesia, destacan las Etimologías de San Isidoro. El arte es escaso, utilizan el arco de herradura (iglesia de San Pedro
de la Nave). Destaca la orfebrería (corona de Recesvinto).
2.1. Al Ándalus: la conquista musulmana de la península Ibérica. Emirato y califato de Córdoba.
La presencia de los musulmanes se debió a la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del islam. El
enfrentamiento decisivo fue la batalla de Guadalete (711) donde fue derrotado el ejército de Roderico.
Los musulmanes en Al Ándalus eran de dos grupos: los árabes, de la península Arábiga y los bereberes, del norte de África, que
se rebelaron en el 741. Las disputas internas se impusieron sobre los intentos de unificación política. En cuanto a la evolución
política destacamos:
I) El valiato o emirato independiente: la Península fue una provincia del califato de Damasco, gobernada por un valí o emir,
delegado del califa. Destacamos las derrotas de Covadonga (722) y de Poitiers (732).
II) El emirato independiente (756-929): en el año 750 expulsaron al califa de Damasco y asesinaron a los Omeyas. Se trasladó la
capital del califato a Bagdad. Abd al- Rahman I (756 – 788) con el poder en el 756 y se proclamó emir independiente en el
ámbito político.
III) El califato de Córdoba (929 – 1031): Abd al- Rahman III (912 – 961) dio el paso definitivo para la independencia de Al
Ándalus en el 929 al autoproclamarse califa (independiente en el ámbito político y espiritual). Momento culminante del poder
político, la cultura y el arte. En el terreno militar destacamos a Almanzor (976 – 1002). El califato se convirtió en una dictadura
militar. Muerto Almanzor (1002) las turbulencias políticas y las luchas caracterizaron el final del califato y se desintegró en reinos
de taifas.
2.2. Al Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí.
I) Los reinos de taifas (1031 – 1090): en el año 1031, una rebelión en Córdoba depuso al califa Hisham III, y con él, el último
símbolo de la unidad de Al Ándalus, que se fragmento en reinos de taifas que tenían que pagar parias a los cristianos.
II) La unificación almorávide (1090 – 1145): tras la conquista cristiana de Toledo (1085), los musulmanes reclamaron el apoyo de
los almorávides del norte de África. Vencieron a las tropas de Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz). En el 1090 volvió a
la Península para incorporar al imperio almorávide los reinos de taifas. El poder de los almorávides no llegó a consolidarse y en
1145, comenzaron los segundos reinos de taifas.
III) La unificación almohade (1146 – 1232): los almohades protagonizaron un segundo intento de reunificación de las taifas. La
completa unificación de Al Ándalus fue en 1172 y Sevilla era la capital. Victorias sobre reinos cristianos que reunificaron sus
fuerzas y vencieron a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), comenzando así el declive almohade y el
surgimiento de los terceros reinos de taifas, que ante el avance cristiano fueron sucumbiendo, excepto el de Granada, que
sobrevivió sometido al vasallaje de Castilla.
IV) El reino nazarí de Granada (1237 – 1492): fundado por Muhammad I, del linaje de los nazaríes, que se reveló contra los
almohades y se proclamó sultán en. Los Reyes Católicos emprendieron una guerra de conquista de 1482 a 1492, incorporando el
reino de Granada a la Corona de Castilla.