Tema 12: Análisis psicosocial del prejuicio
a. Introducción
En este tema se abordarán dos perspectivas de entre muchas otras existentes: el
prejuicio racial y el prejuicio hacia las mujeres (sexismo).
La inmigración está presente en la mayoría de las sociedades desarrolladas. Una de las
consecuencias directas de la inmigración es la emergencia de sociedades culturalmente
plurales. La convivencia con personas de otras etnias ocasiona que el prejuicio, o sus
manifestaciones, surjan con más intensidad.
Asimismo, pertenecer a la categoría hombre o mujer, tiene un poderoso impacto en
cómo orientamos nuestras vidas, en el mofo en que tratamos a las personas, o en las
expectativas que tenemos sobre ellas. Esta estructura desigual de las relaciones de
género, en la que los hombres ocupan una posición dominante y las mujeres una
subordinada, condiciona numerosos aspectos de las relaciones entre hombres y mujeres
y favorece la existencia del prejuicio hacia las mujeres.
b. Conceptualización del prejuicio social
Existe una indiscutible orientación social que caracteriza al prejuicio al tratarse de un
fenómeno que se origina en los procesos grupales.
Va dirigido a grupos.
Tiene una orientación socialmente compartida dentro de los grupos.
Al dirigirse de unos grupos hacia otros, tiene una naturaleza intergrupal. El tipo
de relaciones intergrupales que se establecen influye claramente en la dirección,
nivel e intensidad del prejuicio.
La publicación de Gordon Allport, “The nature of prejudice”, supone un referente en
este ámbito de estudio. Definió el prejuicio como ‘una antipatía u hostilidad basada en
una generalización defectuosa e inflexible’.
Ashmore definió el prejuicio como ‘una actitud negativa hacia un grupo definido
socialmente y hacia cualquier persona percibida como miembro de ese grupo’. Este
autor extrajo puntos en común entre todas las definiciones formuladas:
- fenómeno intergrupal
, - orientación negativa
- malo (injusto y sobregeneralizado)
- actitud
Eagly y Diekman definen el prejuicio como una actitud hacia un grupo social o sus
miembros, pero entendida ésta en un contexto social determinado. Estas autoras señalan
que se ha de tomar en consideración la estructura del ambiente social y la estructura
psicológica del perceptor. El prejuicio puede producirse por estereotipos acerca de
determinados grupos sociales. Así, el prejuicio consiste en una devaluación de los
miembros de un grupo particular por miembros equivalentes de otros grupos. La
devaluación no produce necesariamente una actitud negativa hacia todo el grupo, ni el
contexto general hacia el grupo objeto de prejuicio es necesariamente negativo. La
condición clave que elicita el prejuicio es el acceso real o potencial de miembros de un
grupo a roles sociales en los que estereotípicamente no encajan. De este modo, se
refuerza el estatus quo de grupos dominantes.
El prejuicio se convierte en un problema social cuando un número sustancial de
miembros de un grupo aspiran a ocupar roles sociales incongruentes con el estereotipo
que se mantiene sobre ellos.
Otra perspectiva alternativa nos muestra que el prejuicio no está caracterizado por la
existencia de actitudes negativas. En la actualidad encontramos formas más sutiles y
modernas de prejuicio. Existen formas más sutiles de control y explotación con efectos
igualmente indeseables.
Se han desarrollado modelos, como el del contenido de los estereotipos, que distinguen
el prejuicio despectivo del envidioso o paternalista. Pero, además, ecisten grupos que
experimentan discriminación y son objeto tanto de actitudes negativas como positivas.
La investigación ha demostrado que los prejuicios no son inflexibles, sino que dependen
del contexto social y son sensibles a los cambios en la estructura social.
La base actitudinal del prejuicio no es uniformemente hostil o negativo, sino
ambivalente, específico y dependiente del contexto social, político y cultural.
c. Enfoques predominantes en el estudio del prejuicio
Existen diferentes líneas de investigación centradas en el enfoque
individualista/interpersonal vs. grupal/intergrupal.
a. Introducción
En este tema se abordarán dos perspectivas de entre muchas otras existentes: el
prejuicio racial y el prejuicio hacia las mujeres (sexismo).
La inmigración está presente en la mayoría de las sociedades desarrolladas. Una de las
consecuencias directas de la inmigración es la emergencia de sociedades culturalmente
plurales. La convivencia con personas de otras etnias ocasiona que el prejuicio, o sus
manifestaciones, surjan con más intensidad.
Asimismo, pertenecer a la categoría hombre o mujer, tiene un poderoso impacto en
cómo orientamos nuestras vidas, en el mofo en que tratamos a las personas, o en las
expectativas que tenemos sobre ellas. Esta estructura desigual de las relaciones de
género, en la que los hombres ocupan una posición dominante y las mujeres una
subordinada, condiciona numerosos aspectos de las relaciones entre hombres y mujeres
y favorece la existencia del prejuicio hacia las mujeres.
b. Conceptualización del prejuicio social
Existe una indiscutible orientación social que caracteriza al prejuicio al tratarse de un
fenómeno que se origina en los procesos grupales.
Va dirigido a grupos.
Tiene una orientación socialmente compartida dentro de los grupos.
Al dirigirse de unos grupos hacia otros, tiene una naturaleza intergrupal. El tipo
de relaciones intergrupales que se establecen influye claramente en la dirección,
nivel e intensidad del prejuicio.
La publicación de Gordon Allport, “The nature of prejudice”, supone un referente en
este ámbito de estudio. Definió el prejuicio como ‘una antipatía u hostilidad basada en
una generalización defectuosa e inflexible’.
Ashmore definió el prejuicio como ‘una actitud negativa hacia un grupo definido
socialmente y hacia cualquier persona percibida como miembro de ese grupo’. Este
autor extrajo puntos en común entre todas las definiciones formuladas:
- fenómeno intergrupal
, - orientación negativa
- malo (injusto y sobregeneralizado)
- actitud
Eagly y Diekman definen el prejuicio como una actitud hacia un grupo social o sus
miembros, pero entendida ésta en un contexto social determinado. Estas autoras señalan
que se ha de tomar en consideración la estructura del ambiente social y la estructura
psicológica del perceptor. El prejuicio puede producirse por estereotipos acerca de
determinados grupos sociales. Así, el prejuicio consiste en una devaluación de los
miembros de un grupo particular por miembros equivalentes de otros grupos. La
devaluación no produce necesariamente una actitud negativa hacia todo el grupo, ni el
contexto general hacia el grupo objeto de prejuicio es necesariamente negativo. La
condición clave que elicita el prejuicio es el acceso real o potencial de miembros de un
grupo a roles sociales en los que estereotípicamente no encajan. De este modo, se
refuerza el estatus quo de grupos dominantes.
El prejuicio se convierte en un problema social cuando un número sustancial de
miembros de un grupo aspiran a ocupar roles sociales incongruentes con el estereotipo
que se mantiene sobre ellos.
Otra perspectiva alternativa nos muestra que el prejuicio no está caracterizado por la
existencia de actitudes negativas. En la actualidad encontramos formas más sutiles y
modernas de prejuicio. Existen formas más sutiles de control y explotación con efectos
igualmente indeseables.
Se han desarrollado modelos, como el del contenido de los estereotipos, que distinguen
el prejuicio despectivo del envidioso o paternalista. Pero, además, ecisten grupos que
experimentan discriminación y son objeto tanto de actitudes negativas como positivas.
La investigación ha demostrado que los prejuicios no son inflexibles, sino que dependen
del contexto social y son sensibles a los cambios en la estructura social.
La base actitudinal del prejuicio no es uniformemente hostil o negativo, sino
ambivalente, específico y dependiente del contexto social, político y cultural.
c. Enfoques predominantes en el estudio del prejuicio
Existen diferentes líneas de investigación centradas en el enfoque
individualista/interpersonal vs. grupal/intergrupal.
