Bloque 9: La Segunda República (1931-1936).
9.1. La proclamación de la Segunda República, el Gobierno provisional y
la Constitución de 1931. El sufragio femenino.
El 12 de abril de 1931 tuvieron lugar las elecciones municipales en las que salieron
vencedores los partidos republicanos en la gran mayoría de ciudades. El 13 de abril
estuvo marcado por grandes movimientos de las clases populares en favor de la
República y, finalmente, el 14 de abril Alfonso XIII dimitió y se declaró la II República.
Todo esto se desarrolla en un contexto de crisis económica y de ascenso del fascismo en
Europa, al igual que se hace presente la lucha de clases (que anteriormente había
ocasionado el trienio bolchevique, el pistolerismo y la huelga de la canadiense).
Consecuentemente, la II República es un periodo de reformas dirigidas hacia las clases
populares. De esta manera, se proclama un Gobierno provisional (14 abril – 28 junio)
hasta que se llevasen a cabo las elecciones. Este gobierno se compone por el Comité
Revolucionario (partido socialista y partido republicano) y su objetivo es iniciar el
proceso de reformas. Entre estas se encuentran: una reforma agraria (se presenta un
proyecto de reforma agraria), una reforma militar, dirigida por Azaña (hace que el
ejército jure la República y en caso de no hacerlo se llevaría a cabo un retiro
“voluntario” y abole la Ley de Jurisdicciones), una reforma laboral, implantando la
jornada de 8 horas laborales, y una reforma educativa (tratando de alejar a la Iglesia de
la educación). Así mismo, se aprueba el Estatuto de autonomía de Cataluña,
gobernando la Generalitat con Macià a la cabeza.
Desde el inicio de la República comienza un conflicto con la Iglesia. Esto se acentúa
cuando el Cardenal Segura emite una carta pastoral en contra de la República. En
respuesta, este es exiliado y se queman monasterios y conventos. Todo ello ocasiona
una fractura entre la Iglesia y el Estado.
El 28 de junio se convocan elecciones a cortes constituyentes para realizar una
constitución. Tras las elecciones, las Cortes se componen de los partidos socialista,
radical y radical-socialista (socialistas y republicanos de centro izquierda). A la hora de
redactar la constitución afloran tres debates: el tipo de república, la religión y el
sufragio femenino. Finalmente, decretan una república unitaria, deciden garantizar la
libertad de culto, separando así la Iglesia y el Estado y autorizan el sufragio femenino.
Este último viene acompañado de una disputa entre las diputadas Clara Campoamor,
quien defendía que el voto femenino debería estar garantizado en la constitución, y
Victoria Kent, que determinaba que la mujer debería tener capacidad de voto una vez
esta obtuviese una formación educativa y cierta independencia económica (para
decidir según su propia voluntad), ganando este desacuerdo Campoamor. Desde este
momento, se garantiza el sufragio femenino, al igual que el derecho al divorcio y al
matrimonio civil.
Tras ello, se nombra Presidente de la República a Niceto Alcalá Zamora y a Manuel
Azaña Presidente del Gobierno, iniciando así el bienio reformista.
9.2. El bienio reformista: Reformas estructurales y realizaciones sociales,
culturales y territoriales. Reacciones desde los diversos posicionamientos.
Tras la constitución de 1931 Niceto Alcalá Zamora nombra a Manuel Azaña Presidente
del Gobierno iniciando así el bienio reformista. Durante este periodo se sigue con las
reformas que se habían empezado en el gobierno provisional.
En primer lugar, se lleva a cabo una reforma religiosa, a través de la cual se trata de
reducir la influencia de la Iglesia católica en la población. Esto se hace por medio de la
Ley del divorcio, la Ley de Confesiones y Congregaciones religiosas (el Estado no
financia a la Iglesia) y la disolución de la Compañía de Jesús. Así mismo, se realiza una
9.1. La proclamación de la Segunda República, el Gobierno provisional y
la Constitución de 1931. El sufragio femenino.
El 12 de abril de 1931 tuvieron lugar las elecciones municipales en las que salieron
vencedores los partidos republicanos en la gran mayoría de ciudades. El 13 de abril
estuvo marcado por grandes movimientos de las clases populares en favor de la
República y, finalmente, el 14 de abril Alfonso XIII dimitió y se declaró la II República.
Todo esto se desarrolla en un contexto de crisis económica y de ascenso del fascismo en
Europa, al igual que se hace presente la lucha de clases (que anteriormente había
ocasionado el trienio bolchevique, el pistolerismo y la huelga de la canadiense).
Consecuentemente, la II República es un periodo de reformas dirigidas hacia las clases
populares. De esta manera, se proclama un Gobierno provisional (14 abril – 28 junio)
hasta que se llevasen a cabo las elecciones. Este gobierno se compone por el Comité
Revolucionario (partido socialista y partido republicano) y su objetivo es iniciar el
proceso de reformas. Entre estas se encuentran: una reforma agraria (se presenta un
proyecto de reforma agraria), una reforma militar, dirigida por Azaña (hace que el
ejército jure la República y en caso de no hacerlo se llevaría a cabo un retiro
“voluntario” y abole la Ley de Jurisdicciones), una reforma laboral, implantando la
jornada de 8 horas laborales, y una reforma educativa (tratando de alejar a la Iglesia de
la educación). Así mismo, se aprueba el Estatuto de autonomía de Cataluña,
gobernando la Generalitat con Macià a la cabeza.
Desde el inicio de la República comienza un conflicto con la Iglesia. Esto se acentúa
cuando el Cardenal Segura emite una carta pastoral en contra de la República. En
respuesta, este es exiliado y se queman monasterios y conventos. Todo ello ocasiona
una fractura entre la Iglesia y el Estado.
El 28 de junio se convocan elecciones a cortes constituyentes para realizar una
constitución. Tras las elecciones, las Cortes se componen de los partidos socialista,
radical y radical-socialista (socialistas y republicanos de centro izquierda). A la hora de
redactar la constitución afloran tres debates: el tipo de república, la religión y el
sufragio femenino. Finalmente, decretan una república unitaria, deciden garantizar la
libertad de culto, separando así la Iglesia y el Estado y autorizan el sufragio femenino.
Este último viene acompañado de una disputa entre las diputadas Clara Campoamor,
quien defendía que el voto femenino debería estar garantizado en la constitución, y
Victoria Kent, que determinaba que la mujer debería tener capacidad de voto una vez
esta obtuviese una formación educativa y cierta independencia económica (para
decidir según su propia voluntad), ganando este desacuerdo Campoamor. Desde este
momento, se garantiza el sufragio femenino, al igual que el derecho al divorcio y al
matrimonio civil.
Tras ello, se nombra Presidente de la República a Niceto Alcalá Zamora y a Manuel
Azaña Presidente del Gobierno, iniciando así el bienio reformista.
9.2. El bienio reformista: Reformas estructurales y realizaciones sociales,
culturales y territoriales. Reacciones desde los diversos posicionamientos.
Tras la constitución de 1931 Niceto Alcalá Zamora nombra a Manuel Azaña Presidente
del Gobierno iniciando así el bienio reformista. Durante este periodo se sigue con las
reformas que se habían empezado en el gobierno provisional.
En primer lugar, se lleva a cabo una reforma religiosa, a través de la cual se trata de
reducir la influencia de la Iglesia católica en la población. Esto se hace por medio de la
Ley del divorcio, la Ley de Confesiones y Congregaciones religiosas (el Estado no
financia a la Iglesia) y la disolución de la Compañía de Jesús. Así mismo, se realiza una