Tema 8. TEATRO Y DRAMATIZACIÓN INFANTIL
Introducción: El juego simbólico infantil como origen del juego dramático
1. Precisión de términos: dramatización o juego dramático y teatro
1.1. Qué se entiende por dramatización (o juego dramático) y por teatro
(infantil)
1.2. Diferencias entre juego dramático y teatro
2. La dramatización como fenómeno expresivo complejo
3. Valores educativos y literarios de la dramatización
4. Elementos fundamentales del drama
5. Actividades de dramatización
5.1. Tipos de juegos de expresión dramática
5.2. Actividades que parten de textos previos
5.3. Propuestas de dramatización a partir de cada uno de los elementos básicos del
drama
INTRODUCCIÓN: EL JUEGO SIMBÓLICO INFANTIL COMO ORIGEN DEL
JUEGO DRAMÁTICO
Los orígenes del juego dramático se sitúan en la actividad lúdica a la que los niños se dedican
colectivamente para reproducir acciones que les son tan conocidas que las convierten en la
trama de su juego. Lo hacen con total espontaneidad sin contar para nada con el adulto. En esto
incurren cuando juegan a los toros, a los indios, a los médicos y enfermos...
El juego dramático surge del juego simbólico infantil, que supone una actividad libre y
espontánea que implica la manifestación inaugural de la expresión dramática en el niño. Durante
el estadio preoperacional, el elemento fundamental de la actividad cognitiva es el desarrollo de la
función simbólica, que es la clave para la transmisión desde la inteligencia práctica del niño
sensoriomotor a la inteligencia conceptual (Vigotski, 2000). El niño avanza gracias al juego del
hacer como si, apropiándose de la realidad y nombrándola en un lenguaje que corresponde a su
naturaleza esencialmente fijada en la acción.
Pero este juego simbólico experimenta cambios formales: se empieza con la ritualización (el niño
reproduce un esquema sensomotor fuera de su contexto y en ausencia de su objetivo habitual);
se pasa a proyectar estos esquemas simbólicos a los objetos y personas (hacer dormir a un
,osito, un lápiz. Es un avión, etc.); estas proyecciones se hacen variadas y complejas, originando
representaciones de la vida cotidiana (imitan el papel de la madre, por ejemplo).
Cuando el niño tiene entre 4 y 7 años, el simbolismo se hace colectivo, aumentando el prurito por
una imitación fiel de la realidad; se refuerza, entonces, el juego simbólico de representación de
roles y se hacen muy usuales los juegos colectivos de reglas, entre los que hallamos el juego
dramático (cfr. Tejerina, 1994: 53-58).
Los niños en estos casos admiten sin saberlo las convenciones dramáticas. En consecuencia, se
reparten papeles, crean el espacio dramático correspondiente, y todo lo demás. Su mismo
lenguaje delata la aceptación de la convención dramática. Se reparten los papeles diciendo
sencillamente: “Vamos a jugar a los toros. Y tú eras el toro. Yo era el torero. Tú, el caballo...” E
inmediatamente empieza cada cual a desempeñar la función que le ha sido atribuida en la
corrida improvisada.
El niño llega a tener tal facilidad para crear objetos y situaciones que cualquier cosa le sirve para
ocupar el lugar de lo que le haga falta. Las manos en la frente con los índices adelantados le
sirven para crear las astas del toro; sus brazos enarcados y tensos prolongan hasta el índice un
simulacro de banderillas, y así sucesivamente. Y, si en vez de lances taurinos, fingen peleas
entre policías y ladrones, el conjunto de puño con dedo índice suelto y hábilmente manejado se
convierte en una pistola que dispara sin cesar. Ante esta situación el contrincante acusa el
impacto de las balas en el abdomen, se dobla y cae; de la misma forma que un amago de
puñetazo tumba al enemigo sin necesidad de tocarlo.
La convención dramática es perfecta y tácitamente admitida por todos. Buena prueba de ello es
que cuando alguien se excede y realmente asesta a otro un golpe de verdad, éste, lejos de
tambalearse y caer como lógicamente debería hacer, se enfada, responde con un insulto o con
otro golpe real, y se da por terminado el juego. ¡Se ha roto la convención! (Cervera, 1991).
No cabe duda de que la escuela tiene un papel fundamental en este desarrollo. Son incontables
las actividades que se pueden trabajar en el aula de infantil para que los niños, mediante el
juego, puedan ser los verdaderos protagonistas de su aprendizaje y desarrollen las capacidades
necesarias para su desarrollo integral.
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, 1. PRECISIÓN DE TÉRMINOS: DRAMATIZACIÓN O JUEGO DRAMÁTICO Y
TEATRO
1.1. QUÉ SE ENTIENDE POR DRAMATIZACIÓN (O JUEGO DRAMÁTICO) Y POR TEATRO
(INFANTIL)
La constante referencia, expresa o tácita, al teatro, siempre que hablemos de dramatización,
obliga a esclarecer algunos términos con el fin de precisar su verdadero contenido. La
dramatización tiene una función distinta a la del teatro y puede ser considerada como la antesala
del mismo.
Por dramatización se entiende el proceso para dar forma y condiciones dramáticas. Drama, por
su procedencia griega, significa acción. Dramatizar es convertir en estructura dramática algo que
no lo es, conferir rasgos teatrales (personajes, conflicto, espacio, tiempo, argumento y tema) 1. La
dramatización consiste en la representación de una acción llevada a cabo por unos personajes
en un espacio determinado. El resultado de esta acción será lo que se denomine juego
dramático. No obstante, salvando algunos matices, existe un cierto consenso en utilizar estos
dos términos juego dramático y dramatización- de forma indistinta, por la coincidencia de sus
fines.
Si en algún momento el juego dramático se convierte en algo conscientemente preparado y su
objetivo es el de ser representado ante un público, pasa a convertirse en teatro (López Valero y
cols., 2009). Por tanto, la dramatización toma su nombre de uno de los estadios del proceso de
elaboración del teatro.
Con la denominación teatro infantil, a todas luces ambigua, se expresan por lo menos tres
fenómenos distintos (Cervera, 1991):
• El denominado teatro para niños o teatro de espectáculo es el que preparan y
representan los adultos para los niños que, lógicamente, son los espectadores.
• El denominado teatro de los niños, llamado también, de forma redundante, teatro de
creatividad o de expresión, se ofrece como actividad que piensan, escriben, dirigen e
interpretan los niños con exclusión de los adultos. En realidad esta actividad sólo
impropiamente puede llamarse teatro, porque no debería tener público.
• El teatro infantil mixto es el fruto de la convergencia de las dos actividades recién
citadas, ya que, pensado, escrito y dirigido por el adulto, es interpretado por los niños. A
veces se mezclan en la puesta en escena los adultos con los niños.
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Introducción: El juego simbólico infantil como origen del juego dramático
1. Precisión de términos: dramatización o juego dramático y teatro
1.1. Qué se entiende por dramatización (o juego dramático) y por teatro
(infantil)
1.2. Diferencias entre juego dramático y teatro
2. La dramatización como fenómeno expresivo complejo
3. Valores educativos y literarios de la dramatización
4. Elementos fundamentales del drama
5. Actividades de dramatización
5.1. Tipos de juegos de expresión dramática
5.2. Actividades que parten de textos previos
5.3. Propuestas de dramatización a partir de cada uno de los elementos básicos del
drama
INTRODUCCIÓN: EL JUEGO SIMBÓLICO INFANTIL COMO ORIGEN DEL
JUEGO DRAMÁTICO
Los orígenes del juego dramático se sitúan en la actividad lúdica a la que los niños se dedican
colectivamente para reproducir acciones que les son tan conocidas que las convierten en la
trama de su juego. Lo hacen con total espontaneidad sin contar para nada con el adulto. En esto
incurren cuando juegan a los toros, a los indios, a los médicos y enfermos...
El juego dramático surge del juego simbólico infantil, que supone una actividad libre y
espontánea que implica la manifestación inaugural de la expresión dramática en el niño. Durante
el estadio preoperacional, el elemento fundamental de la actividad cognitiva es el desarrollo de la
función simbólica, que es la clave para la transmisión desde la inteligencia práctica del niño
sensoriomotor a la inteligencia conceptual (Vigotski, 2000). El niño avanza gracias al juego del
hacer como si, apropiándose de la realidad y nombrándola en un lenguaje que corresponde a su
naturaleza esencialmente fijada en la acción.
Pero este juego simbólico experimenta cambios formales: se empieza con la ritualización (el niño
reproduce un esquema sensomotor fuera de su contexto y en ausencia de su objetivo habitual);
se pasa a proyectar estos esquemas simbólicos a los objetos y personas (hacer dormir a un
,osito, un lápiz. Es un avión, etc.); estas proyecciones se hacen variadas y complejas, originando
representaciones de la vida cotidiana (imitan el papel de la madre, por ejemplo).
Cuando el niño tiene entre 4 y 7 años, el simbolismo se hace colectivo, aumentando el prurito por
una imitación fiel de la realidad; se refuerza, entonces, el juego simbólico de representación de
roles y se hacen muy usuales los juegos colectivos de reglas, entre los que hallamos el juego
dramático (cfr. Tejerina, 1994: 53-58).
Los niños en estos casos admiten sin saberlo las convenciones dramáticas. En consecuencia, se
reparten papeles, crean el espacio dramático correspondiente, y todo lo demás. Su mismo
lenguaje delata la aceptación de la convención dramática. Se reparten los papeles diciendo
sencillamente: “Vamos a jugar a los toros. Y tú eras el toro. Yo era el torero. Tú, el caballo...” E
inmediatamente empieza cada cual a desempeñar la función que le ha sido atribuida en la
corrida improvisada.
El niño llega a tener tal facilidad para crear objetos y situaciones que cualquier cosa le sirve para
ocupar el lugar de lo que le haga falta. Las manos en la frente con los índices adelantados le
sirven para crear las astas del toro; sus brazos enarcados y tensos prolongan hasta el índice un
simulacro de banderillas, y así sucesivamente. Y, si en vez de lances taurinos, fingen peleas
entre policías y ladrones, el conjunto de puño con dedo índice suelto y hábilmente manejado se
convierte en una pistola que dispara sin cesar. Ante esta situación el contrincante acusa el
impacto de las balas en el abdomen, se dobla y cae; de la misma forma que un amago de
puñetazo tumba al enemigo sin necesidad de tocarlo.
La convención dramática es perfecta y tácitamente admitida por todos. Buena prueba de ello es
que cuando alguien se excede y realmente asesta a otro un golpe de verdad, éste, lejos de
tambalearse y caer como lógicamente debería hacer, se enfada, responde con un insulto o con
otro golpe real, y se da por terminado el juego. ¡Se ha roto la convención! (Cervera, 1991).
No cabe duda de que la escuela tiene un papel fundamental en este desarrollo. Son incontables
las actividades que se pueden trabajar en el aula de infantil para que los niños, mediante el
juego, puedan ser los verdaderos protagonistas de su aprendizaje y desarrollen las capacidades
necesarias para su desarrollo integral.
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, 1. PRECISIÓN DE TÉRMINOS: DRAMATIZACIÓN O JUEGO DRAMÁTICO Y
TEATRO
1.1. QUÉ SE ENTIENDE POR DRAMATIZACIÓN (O JUEGO DRAMÁTICO) Y POR TEATRO
(INFANTIL)
La constante referencia, expresa o tácita, al teatro, siempre que hablemos de dramatización,
obliga a esclarecer algunos términos con el fin de precisar su verdadero contenido. La
dramatización tiene una función distinta a la del teatro y puede ser considerada como la antesala
del mismo.
Por dramatización se entiende el proceso para dar forma y condiciones dramáticas. Drama, por
su procedencia griega, significa acción. Dramatizar es convertir en estructura dramática algo que
no lo es, conferir rasgos teatrales (personajes, conflicto, espacio, tiempo, argumento y tema) 1. La
dramatización consiste en la representación de una acción llevada a cabo por unos personajes
en un espacio determinado. El resultado de esta acción será lo que se denomine juego
dramático. No obstante, salvando algunos matices, existe un cierto consenso en utilizar estos
dos términos juego dramático y dramatización- de forma indistinta, por la coincidencia de sus
fines.
Si en algún momento el juego dramático se convierte en algo conscientemente preparado y su
objetivo es el de ser representado ante un público, pasa a convertirse en teatro (López Valero y
cols., 2009). Por tanto, la dramatización toma su nombre de uno de los estadios del proceso de
elaboración del teatro.
Con la denominación teatro infantil, a todas luces ambigua, se expresan por lo menos tres
fenómenos distintos (Cervera, 1991):
• El denominado teatro para niños o teatro de espectáculo es el que preparan y
representan los adultos para los niños que, lógicamente, son los espectadores.
• El denominado teatro de los niños, llamado también, de forma redundante, teatro de
creatividad o de expresión, se ofrece como actividad que piensan, escriben, dirigen e
interpretan los niños con exclusión de los adultos. En realidad esta actividad sólo
impropiamente puede llamarse teatro, porque no debería tener público.
• El teatro infantil mixto es el fruto de la convergencia de las dos actividades recién
citadas, ya que, pensado, escrito y dirigido por el adulto, es interpretado por los niños. A
veces se mezclan en la puesta en escena los adultos con los niños.
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