BLOQUE 7: LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902):
IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO DE UN NUEVO SISTEMA
POLÍTICO.
7.1: LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): CÁNOVAS DEL CASTILLO Y EL
TURNO DE PARTIDOS. LA CONSTITUCIÓN DE 1876.
La Restauración fue el retorno de la dinastía borbónica al trono español con los reinados
de Alfonso XII (1874-1885) y Alfonso XIII (1885-1931) (con la regencia de María Cristina
de Habsburgo-Lorena (1885-1902)). La crisis final del Sexenio Democrático (crisis
colonial y militar con Cuba, Tercera Guerra Carlista, cantonalismo y desintegración de la
República) facilitó el camino a la Restauración, promovida por Antonio Cánovas del
Castillo (jefe del partido Alfonsino), que había logrado la abdicación de Isabel II en su hijo
a través del Manifiesto de Sandhurst (1874). Cánovas defendía la idea de la vuelta al
trono de manera pacífica, pero el proceso se precipitó con el pronunciamiento de
Sagunto del general Martínez Campos, en el que proclamó a Alfonso XII rey de España.
Estableció una serie de objetivos para conseguir la estabilidad política: una monarquía
bajo los principios del liberalismo moderado y conservador, alejamiento del ejército de la
actividad política y consolidación del poder civil y poner fin a los conflictos que habían
surgido durante el periodo del Sexenio. Para alcanzar estos fines, Cánovas diseñó un
modelo político (sistema canovista), que defendía el bipartidismo y la alternancia en el
poder (Turno de partidos). Era un sistema en el que la monarquía era su base, y los
partidos políticos estaban a su servicio. Basó el proceso de la Restauración en dos
partidos: Partido Conservador (Cánovas como líder) y Partido Liberal (Sagasta como
líder). El Partido Conservador representaba los intereses de la oligarquía y el clero. Sus
principios eran paz y orden social y público. Por otra parte, el Partido Liberal estaba
formado por las clases medias. Buscaba reformas sociales, reformas en la educación y
laicismo. Ambos partidos fueron el muro de contención frente a los carlistas y los
republicanos. En 1885 murió Alfonso XII, comenzando la Regencia de María Cristina de
Austria (1885-1902), embarazada del hijo póstumo del rey, el futuro Alfonso XIII. Cánovas
y Sagasta defendieron la regencia, firmando el Pacto de El Pardo (1885), en el que
ambos líderes se comprometían a respetar la gestión de gobierno del otro y a mantener
las leyes que se aprobasen. El origen del turnismo se basó en la exigencia de Sagasta de
que el rey Alfonso XII llamara a gobernar a su partido en 1881. Esta petición instauró el
precedente del relevo pacífico en el poder. Los dos partidos se turnaron mediante la
manipulación del proceso electoral: el rey llamaba a gobernar a uno de los partidos del
sistema (si gobernaba el Liberal llamaba al Conservador y viceversa) y, como el régimen
de la Restauración era un sistema Parlamentario, era preciso que el nuevo gobierno
contara con el respaldo de las Cortes, por lo que el rey las disolvía y se convocaban
nuevas elecciones, que se manipulaban para que obtuviera mayoría el partido que
debiera formar gobierno; los resultados electorales no obedecían a la voluntad popular,
pues se amañaban: fraude electoral, o pucherazo). Todo ello formaba, en realidad, una
falsa democracia para garantizar la estabilidad política. En esto jugaban un papel
importante el recién creado Ministerio de Gobernación y los gobernadores provinciales,
con la ayuda de caciques. El régimen de la Restauración tuvo varios éxitos iniciales:
consolidó la monarquía, impuso el poder civil sobre el intervencionismo militar y puso fin
a conflictos como las guerras carlistas o la sublevación cubana con la Paz de Zanjón
(1878). Sin embargo, la oposición política y social aumentó: los carlistas, los republicanos
y los partidarios del movimiento obrero (marxismo y anarquismo). Los principios
fundamentales del sistema requerían una nueva constitución: la Constitución de 1876.
IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO DE UN NUEVO SISTEMA
POLÍTICO.
7.1: LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): CÁNOVAS DEL CASTILLO Y EL
TURNO DE PARTIDOS. LA CONSTITUCIÓN DE 1876.
La Restauración fue el retorno de la dinastía borbónica al trono español con los reinados
de Alfonso XII (1874-1885) y Alfonso XIII (1885-1931) (con la regencia de María Cristina
de Habsburgo-Lorena (1885-1902)). La crisis final del Sexenio Democrático (crisis
colonial y militar con Cuba, Tercera Guerra Carlista, cantonalismo y desintegración de la
República) facilitó el camino a la Restauración, promovida por Antonio Cánovas del
Castillo (jefe del partido Alfonsino), que había logrado la abdicación de Isabel II en su hijo
a través del Manifiesto de Sandhurst (1874). Cánovas defendía la idea de la vuelta al
trono de manera pacífica, pero el proceso se precipitó con el pronunciamiento de
Sagunto del general Martínez Campos, en el que proclamó a Alfonso XII rey de España.
Estableció una serie de objetivos para conseguir la estabilidad política: una monarquía
bajo los principios del liberalismo moderado y conservador, alejamiento del ejército de la
actividad política y consolidación del poder civil y poner fin a los conflictos que habían
surgido durante el periodo del Sexenio. Para alcanzar estos fines, Cánovas diseñó un
modelo político (sistema canovista), que defendía el bipartidismo y la alternancia en el
poder (Turno de partidos). Era un sistema en el que la monarquía era su base, y los
partidos políticos estaban a su servicio. Basó el proceso de la Restauración en dos
partidos: Partido Conservador (Cánovas como líder) y Partido Liberal (Sagasta como
líder). El Partido Conservador representaba los intereses de la oligarquía y el clero. Sus
principios eran paz y orden social y público. Por otra parte, el Partido Liberal estaba
formado por las clases medias. Buscaba reformas sociales, reformas en la educación y
laicismo. Ambos partidos fueron el muro de contención frente a los carlistas y los
republicanos. En 1885 murió Alfonso XII, comenzando la Regencia de María Cristina de
Austria (1885-1902), embarazada del hijo póstumo del rey, el futuro Alfonso XIII. Cánovas
y Sagasta defendieron la regencia, firmando el Pacto de El Pardo (1885), en el que
ambos líderes se comprometían a respetar la gestión de gobierno del otro y a mantener
las leyes que se aprobasen. El origen del turnismo se basó en la exigencia de Sagasta de
que el rey Alfonso XII llamara a gobernar a su partido en 1881. Esta petición instauró el
precedente del relevo pacífico en el poder. Los dos partidos se turnaron mediante la
manipulación del proceso electoral: el rey llamaba a gobernar a uno de los partidos del
sistema (si gobernaba el Liberal llamaba al Conservador y viceversa) y, como el régimen
de la Restauración era un sistema Parlamentario, era preciso que el nuevo gobierno
contara con el respaldo de las Cortes, por lo que el rey las disolvía y se convocaban
nuevas elecciones, que se manipulaban para que obtuviera mayoría el partido que
debiera formar gobierno; los resultados electorales no obedecían a la voluntad popular,
pues se amañaban: fraude electoral, o pucherazo). Todo ello formaba, en realidad, una
falsa democracia para garantizar la estabilidad política. En esto jugaban un papel
importante el recién creado Ministerio de Gobernación y los gobernadores provinciales,
con la ayuda de caciques. El régimen de la Restauración tuvo varios éxitos iniciales:
consolidó la monarquía, impuso el poder civil sobre el intervencionismo militar y puso fin
a conflictos como las guerras carlistas o la sublevación cubana con la Paz de Zanjón
(1878). Sin embargo, la oposición política y social aumentó: los carlistas, los republicanos
y los partidarios del movimiento obrero (marxismo y anarquismo). Los principios
fundamentales del sistema requerían una nueva constitución: la Constitución de 1876.
