LECCIÓN 3. LA HIDROSFERA
1. El agua en la Tierra y el ciclo hidrológico
1.1. La distribución del agua en la Tierra
Las aguas cubren las ¾ partes de la extensión de la superficie terrestre,
especialmente los océanos y los mares (un 71%), quedando a mucha distancia los ríos,
lagos y glaciares, que son como hilos o manchas insignificantes comparadas con la
magnitud de los anteriores. Del total del agua terrestre, un 97,4% de su volumen
corresponde a los océanos y los mares, por lo tanto es salada; solamente un 2,6% del
total es agua dulce. El agua dulce, además, está muy desigualmente repartida: un 77,4%
está inmovilizada en forma de hielo en los glaciares; un 21,9% corresponde a las aguas
subterráneas; un 0,6% a los lagos; tan solo un 0,003% a los ríos. El resto, una parte
mínima pero no menos trascendente, forma el vapor de agua atmosférico. Si bien el
volumen total del agua terrestre es constante por el principio de conservación de la
materia, los distintos componentes de la Hidrosfera se ven impelidos a cambios de
estado y desplazamientos por efecto del aporte energético solar en forma de calor, y por
la acción de la gravedad, que moviliza el agua en estado líquido, aunque el agua conoce
también movimientos en sentido ascendente y lateral en otros estados físicos,
movimientos que no tienen que ver lógicamente con la gravedad.
1.2. El ciclo hidrológico
Los distintos componentes de la Hidrosfera están movilizados por el aporte
energético solar y por la fuerza de la gravedad. Para intentar explicar el comportamiento
que sigue el agua en la Tierra se acude al modelo del ciclo hidrológico o ciclo del
agua. En esencia se puede esquematizar así:
Simplificando, de los mares, océanos y aguas continentales, el agua pasa a la
Atmósfera después de producirse su evaporación (es decir, después de la transformación
del líquido al estado de vapor) y de la Atmósfera pasará a las áreas heladas, a los ríos y
a los lagos, en forma de precipitaciones, hasta que, mediado un tiempo, regrese de
nuevo a los mares y océanos: de esta manera, cada molécula de agua repite de una
, manera constante todo el proceso cíclico natural. Este ciclo del agua, que afecta a todo
el planeta en conjunto, consume la cuarta parte de la energía que la Tierra recibe del
Sol. Hay quien lo ha comparado con lo que ocurriría en una gigantesca olla con agua
calentada por el Sol en la que, al enfriarse la tapadera, se produce la condensación del
vapor y su caída directa en forma de gotas o por las paredes.
En realidad es más complejo:
* El Sol provoca la evaporación del agua de los océanos, ríos y lagos mediante
absorción de energía.
* El vapor de agua circula por la Atmósfera.
* La condensación del vapor de agua en nubes origina las precipitaciones de
lluvia y nieve (liberando calor latente).
* Una parte del agua caída se evapora y otra parte queda interceptada por la
vegetación.
* De la que llega al suelo, una parte puede permanecer en la superficie
temporalmente inmovilizada (formando glaciares); otra parte se escurre hacia los ríos y
lagos; otra parte se infiltra y aumenta la humedad del suelo, pudiendo ser transpirada
por la cobertura vegetal a través de la absorción por las raíces (evapotranspiración) o
formar las aguas subterráneas por infiltración (que a su vez pueden ser incorporadas
por las plantas o alcanzar los ríos y océanos). Cuando el agua encuentra rocas
impermeables se acumula formando acuíferos.
* La evaporación reinicia el proceso.
La cuantificación del ciclo del agua podríamos sintetizarla de esta manera:
- De la superficie de los océanos se evaporan 419.000 Km3/año y de las
superficies acuáticas de los continentes, 69.000 Km3/año.
- El total de la evaporación son 488.000 Km3/año, cantidad que deberá ser
“devuelta” en forma líquida o sólida a la Tierra.
- La precipitación aporta a los océanos 382.000 Km3/año y a los continentes
106.000 Km3/año.
- Por tanto, los continentes perciben 37.000 Km3/año más por precipitación que
lo que pierden por evaporación. Este excedente circula por la superficie de los
continentes o de forma subterránea hacia el mar. Esto se denomina escorrentía.
1. El agua en la Tierra y el ciclo hidrológico
1.1. La distribución del agua en la Tierra
Las aguas cubren las ¾ partes de la extensión de la superficie terrestre,
especialmente los océanos y los mares (un 71%), quedando a mucha distancia los ríos,
lagos y glaciares, que son como hilos o manchas insignificantes comparadas con la
magnitud de los anteriores. Del total del agua terrestre, un 97,4% de su volumen
corresponde a los océanos y los mares, por lo tanto es salada; solamente un 2,6% del
total es agua dulce. El agua dulce, además, está muy desigualmente repartida: un 77,4%
está inmovilizada en forma de hielo en los glaciares; un 21,9% corresponde a las aguas
subterráneas; un 0,6% a los lagos; tan solo un 0,003% a los ríos. El resto, una parte
mínima pero no menos trascendente, forma el vapor de agua atmosférico. Si bien el
volumen total del agua terrestre es constante por el principio de conservación de la
materia, los distintos componentes de la Hidrosfera se ven impelidos a cambios de
estado y desplazamientos por efecto del aporte energético solar en forma de calor, y por
la acción de la gravedad, que moviliza el agua en estado líquido, aunque el agua conoce
también movimientos en sentido ascendente y lateral en otros estados físicos,
movimientos que no tienen que ver lógicamente con la gravedad.
1.2. El ciclo hidrológico
Los distintos componentes de la Hidrosfera están movilizados por el aporte
energético solar y por la fuerza de la gravedad. Para intentar explicar el comportamiento
que sigue el agua en la Tierra se acude al modelo del ciclo hidrológico o ciclo del
agua. En esencia se puede esquematizar así:
Simplificando, de los mares, océanos y aguas continentales, el agua pasa a la
Atmósfera después de producirse su evaporación (es decir, después de la transformación
del líquido al estado de vapor) y de la Atmósfera pasará a las áreas heladas, a los ríos y
a los lagos, en forma de precipitaciones, hasta que, mediado un tiempo, regrese de
nuevo a los mares y océanos: de esta manera, cada molécula de agua repite de una
, manera constante todo el proceso cíclico natural. Este ciclo del agua, que afecta a todo
el planeta en conjunto, consume la cuarta parte de la energía que la Tierra recibe del
Sol. Hay quien lo ha comparado con lo que ocurriría en una gigantesca olla con agua
calentada por el Sol en la que, al enfriarse la tapadera, se produce la condensación del
vapor y su caída directa en forma de gotas o por las paredes.
En realidad es más complejo:
* El Sol provoca la evaporación del agua de los océanos, ríos y lagos mediante
absorción de energía.
* El vapor de agua circula por la Atmósfera.
* La condensación del vapor de agua en nubes origina las precipitaciones de
lluvia y nieve (liberando calor latente).
* Una parte del agua caída se evapora y otra parte queda interceptada por la
vegetación.
* De la que llega al suelo, una parte puede permanecer en la superficie
temporalmente inmovilizada (formando glaciares); otra parte se escurre hacia los ríos y
lagos; otra parte se infiltra y aumenta la humedad del suelo, pudiendo ser transpirada
por la cobertura vegetal a través de la absorción por las raíces (evapotranspiración) o
formar las aguas subterráneas por infiltración (que a su vez pueden ser incorporadas
por las plantas o alcanzar los ríos y océanos). Cuando el agua encuentra rocas
impermeables se acumula formando acuíferos.
* La evaporación reinicia el proceso.
La cuantificación del ciclo del agua podríamos sintetizarla de esta manera:
- De la superficie de los océanos se evaporan 419.000 Km3/año y de las
superficies acuáticas de los continentes, 69.000 Km3/año.
- El total de la evaporación son 488.000 Km3/año, cantidad que deberá ser
“devuelta” en forma líquida o sólida a la Tierra.
- La precipitación aporta a los océanos 382.000 Km3/año y a los continentes
106.000 Km3/año.
- Por tanto, los continentes perciben 37.000 Km3/año más por precipitación que
lo que pierden por evaporación. Este excedente circula por la superficie de los
continentes o de forma subterránea hacia el mar. Esto se denomina escorrentía.
