BLOQUE 6
6.2. El reinado de Isabel II (1833 - 1868): Las desamortizaciones de Mendizábal y
Madoz. De la sociedad estamental a la sociedad de clases.
Desde 1833 a 1874 España pasó de una economía del Antiguo Régimen a una economía basada
en el capitalismo. La desamortización pretendió la instauración de la propiedad libre, plena e
individual, que permitiera maximizar los rendimientos y el desarrollo del capitalismo en el
campo.
La desamortización es el proceso en el que se nacionalizan y se incautan bienes de la nobleza y
de la Iglesia para subastarlos y ponerlos en manos privadas. Dura todo el siglo XIX y estuvo
dirigida a incautar las “manos muertas” que son las tierras de la nobleza y del clero que no se
pueden ni comprar ni vender (pero sí expandirse).
Los ilustrados (Campomanes y Jovellanos) fueron los que se dieron cuenta de que las manos
muertas eran una lacra para el país. Carlos III es el primero que puso coto a las manos muertas.
Carlos IV nacionalizó bienes de la Iglesia. Durante la Guerra de la Independencia tanto el
gobierno bonapartista como las Cortes de Cádiz realizaron una legislación paralela para
suprimir conventos y órdenes religiosas y poner en venta sus propiedades. Durante el Trienio
Liberal entró en vigor las decisiones de las Cortes de Cádiz y se desamortizaron bienes propios
y baldíos vendidos a la burguesía. Durante el reinado de Isabel II se establecieron leyes que
dieron libertad a los propietarios de la tierra para disponer de ella y del producto como creyesen
oportuno.
La desamortización de Mendizábal fue la más importante de todas. Afectó a los bienes
eclesiásticos. En 1836 a través de dos Reales Decretos que afectaron al clero regular se
nacionalizaron y se pusieron en venta los bienes pertenecientes a conventos y monasterios salvo
los que tuvieran una finalidad pública o un interés histórico y cultural. En 1837 la Ley de Bienes
Nacionales amplió la acción sacando a la venta los bienes del clero secular (iglesias y catedrales)
proceso que culminó en 1841 con la incorporación de las tierras en manos de los obispados,
durante la Regencia de Espartero.
Su fin era conseguir dinero para pagar deuda y afrontar la guerra carlista, ampliar el número de
simpatizantes con el liberalismo y crear una clase media agraria de campesinos propietarios.
Entre las consecuencias del proceso desamortizador tenemos que no se consiguieron los
recursos económicos necesarios, los liberales se enemistaron con los españoles más católicos
(distanciamiento con Roma), hubo pérdida del patrimonio cultural y artístico, no se produjo una
renovación de las técnica en la producción agraria, la estructura de la propiedad apenas varió,
los grandes beneficiados fueron la aristocracia terrateniente y la burguesía urbana (los
campesinos no consiguieron tierra), se transformó el modelo de ciudad y lo más importante es
contribuyó a que la economía española se encaminara al sistema económico capitalista.
La segunda desamortización fue la de Pascual Madoz en 1855 que establecía la venta en subasta
pública de todos los bienes que permanecieran amortizados (terminar el proceso iniciado por
Mendizábal). Su fin era amortizar la deuda del Estado y financiar inversiones públicas para
industrializar el país (ferrocarril).
La consecuencia más importante fue que al vender los bienes de propiedad municipal (propios,
comunes y baldíos) se produjo la ruina de muchos ayuntamientos y forzó el éxodo rural. Los
bienes de propiedad municipal fueron comprados por latifundistas y burguesía urbana
concentrando tierras en sus manos.
La desamortización de Madoz estuvo vigente hasta 1895 cuando fue derogada, aunque desde
1856 apenas hubo subastas pues poco quedaba por vender, pero si se continuaba ingresando a
Hacienda por los pagos aplazados.
6.2. El reinado de Isabel II (1833 - 1868): Las desamortizaciones de Mendizábal y
Madoz. De la sociedad estamental a la sociedad de clases.
Desde 1833 a 1874 España pasó de una economía del Antiguo Régimen a una economía basada
en el capitalismo. La desamortización pretendió la instauración de la propiedad libre, plena e
individual, que permitiera maximizar los rendimientos y el desarrollo del capitalismo en el
campo.
La desamortización es el proceso en el que se nacionalizan y se incautan bienes de la nobleza y
de la Iglesia para subastarlos y ponerlos en manos privadas. Dura todo el siglo XIX y estuvo
dirigida a incautar las “manos muertas” que son las tierras de la nobleza y del clero que no se
pueden ni comprar ni vender (pero sí expandirse).
Los ilustrados (Campomanes y Jovellanos) fueron los que se dieron cuenta de que las manos
muertas eran una lacra para el país. Carlos III es el primero que puso coto a las manos muertas.
Carlos IV nacionalizó bienes de la Iglesia. Durante la Guerra de la Independencia tanto el
gobierno bonapartista como las Cortes de Cádiz realizaron una legislación paralela para
suprimir conventos y órdenes religiosas y poner en venta sus propiedades. Durante el Trienio
Liberal entró en vigor las decisiones de las Cortes de Cádiz y se desamortizaron bienes propios
y baldíos vendidos a la burguesía. Durante el reinado de Isabel II se establecieron leyes que
dieron libertad a los propietarios de la tierra para disponer de ella y del producto como creyesen
oportuno.
La desamortización de Mendizábal fue la más importante de todas. Afectó a los bienes
eclesiásticos. En 1836 a través de dos Reales Decretos que afectaron al clero regular se
nacionalizaron y se pusieron en venta los bienes pertenecientes a conventos y monasterios salvo
los que tuvieran una finalidad pública o un interés histórico y cultural. En 1837 la Ley de Bienes
Nacionales amplió la acción sacando a la venta los bienes del clero secular (iglesias y catedrales)
proceso que culminó en 1841 con la incorporación de las tierras en manos de los obispados,
durante la Regencia de Espartero.
Su fin era conseguir dinero para pagar deuda y afrontar la guerra carlista, ampliar el número de
simpatizantes con el liberalismo y crear una clase media agraria de campesinos propietarios.
Entre las consecuencias del proceso desamortizador tenemos que no se consiguieron los
recursos económicos necesarios, los liberales se enemistaron con los españoles más católicos
(distanciamiento con Roma), hubo pérdida del patrimonio cultural y artístico, no se produjo una
renovación de las técnica en la producción agraria, la estructura de la propiedad apenas varió,
los grandes beneficiados fueron la aristocracia terrateniente y la burguesía urbana (los
campesinos no consiguieron tierra), se transformó el modelo de ciudad y lo más importante es
contribuyó a que la economía española se encaminara al sistema económico capitalista.
La segunda desamortización fue la de Pascual Madoz en 1855 que establecía la venta en subasta
pública de todos los bienes que permanecieran amortizados (terminar el proceso iniciado por
Mendizábal). Su fin era amortizar la deuda del Estado y financiar inversiones públicas para
industrializar el país (ferrocarril).
La consecuencia más importante fue que al vender los bienes de propiedad municipal (propios,
comunes y baldíos) se produjo la ruina de muchos ayuntamientos y forzó el éxodo rural. Los
bienes de propiedad municipal fueron comprados por latifundistas y burguesía urbana
concentrando tierras en sus manos.
La desamortización de Madoz estuvo vigente hasta 1895 cuando fue derogada, aunque desde
1856 apenas hubo subastas pues poco quedaba por vender, pero si se continuaba ingresando a
Hacienda por los pagos aplazados.
