TEMA 1: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN: LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO
La crisis del Antiguo Régimen, era el sistema político y social dominante en Europa hasta el
siglo XVIII, basado en la monarquía absoluta, la sociedad estamental (nobleza, clero y estado llano) y
una economía agraria. Este sistema empezó a decaer debido a la influencia de la Ilustración, un
movimiento intelectual que defendía la razón, el progreso y los derechos individuales y que fue uno
de los factores que desencadenaron la Revolución Francesa de 1789, marcando el inicio de una
nueva era de liberalismo frente a absolutismo.
El sistema político del Antiguo Régimen se basaba en una monarquía absoluta con
concentración de los tres poderes, ejecutivo (en el que las Cortes tenían escaso poder), legislativo y
judicial, sociedad estamental y predominio de la nobleza y el clero, además de gran desigualdad
jurídica. En cuánto a la economía la propiedad de la tierra estaba vinculada o en manos muertas, es
decir, no podían ser intercambiadas ni comercializadas porque pertenecían a instituciones o
fundaciones, lo que impedía el desarrollo económico y había una industria poco desarrollada.
En 1788 murió Carlos III y lo sucedió su hijo Carlos IV, cuyo reinado coincidió con el estallido
de la Revolución Francesa. Carlos IV delegó gran parte del poder en su ministro Manuel Godoy
(despotismo ministerial), lo que generó descontento entre la nobleza y el clero debido a la relación
que mantenía con la reina y su rápido ascenso. Godoy intentó evitar la bancarrota subiendo
impuestos y desamortizaron bienes eclesiásticos, lo que provocó el descontento del clero y la
conspiración antigodoyista, llamada Conspiración del Escorial, que pretendía la muerte de éste y la
abdicación de Carlos IV en favor de su hijo. Esta conspiración fracasó.
Para entonces, la Revolución Francesa había entrado en una fase de radicalización y había
abolido la monarquía, frenando las ideas revolucionarias y cerrando las fronteras. La muerte de Luis
XVI en 1792 supuso el inicio de la guerra de la Convención Nacional, que concluyó con la Paz de
Basilea, debido a la inferioridad militar española. En este tratado, se acordó la subordinación de
España ante Francia, cediéndole la parte oriental de la Isla de Santo Domingo. La Paz de Basilea
significó no solo la finalización del conflicto entre España y Francia , sino también el comienzo de una
nueva fase de entendimiento y amistad entre los dos países, rivales hasta entonces.
Tras la Revolución Francesa, España pasó por tres fases en su relación con Francia:
neutralidad, guerra y alianza. En 1796, se firmó el Tratado de San Ildefonso, aliándose con Francia
contra Inglaterra. Esto llevó a la derrota de Trafalgar (1805), debilitando gravemente a España. En
1807, Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau con Napoleón, permitiendo a las tropas francesas
entrar en España para invadir Portugal. Este tratado provocó sospechas sobre una posible ocupación
de España, que finalmente se materializó en 1808 con la Guerra de la Independencia.
En marzo de 1808, estalló el Motín de Aranjuez originado por partidarios de Fernando VII
descontentos con el poder que tenía Manuel Godoy. Este motín llevó a la destitución de Godoy y a la
abdicación de Carlos IV en favor de su hijo. Sin embargo, Fernando VII se vio obligado a renunciar al
trono durante los Hechos de Bayona, donde Napoleón, aprovechando las tensiones internas, obligó a
Fernando y a Carlos IV a ceder el trono a José Bonaparte, su hermano. El 2 de mayo de 1808, el
pueblo madrileño se amotinó contra la familia real y fue reprimiedo con extrema dureza por tropas
francesas. Todo ello llevó a la extensión de la insurrección por España y al inicio de la Guerra de la
Independencia
La guerra fue un conflicto de liberación contra la ocupación napoleónica y, al mismo tiempo,
una guerra civil. España se dividió entre los afrancesados (quienes apoyaban a José Bonaparte,
incluyendo a algunos ilustrados y reformistas) y la guerrilla popular que defendía a Fernando VII. Los
españoles sublevados se dividieron en liberales, que querían reformar el sistema, y absolutistas, que
defendían el regreso de la monarquía absoluta. En las zonas no ocupadas por los franceses se
La crisis del Antiguo Régimen, era el sistema político y social dominante en Europa hasta el
siglo XVIII, basado en la monarquía absoluta, la sociedad estamental (nobleza, clero y estado llano) y
una economía agraria. Este sistema empezó a decaer debido a la influencia de la Ilustración, un
movimiento intelectual que defendía la razón, el progreso y los derechos individuales y que fue uno
de los factores que desencadenaron la Revolución Francesa de 1789, marcando el inicio de una
nueva era de liberalismo frente a absolutismo.
El sistema político del Antiguo Régimen se basaba en una monarquía absoluta con
concentración de los tres poderes, ejecutivo (en el que las Cortes tenían escaso poder), legislativo y
judicial, sociedad estamental y predominio de la nobleza y el clero, además de gran desigualdad
jurídica. En cuánto a la economía la propiedad de la tierra estaba vinculada o en manos muertas, es
decir, no podían ser intercambiadas ni comercializadas porque pertenecían a instituciones o
fundaciones, lo que impedía el desarrollo económico y había una industria poco desarrollada.
En 1788 murió Carlos III y lo sucedió su hijo Carlos IV, cuyo reinado coincidió con el estallido
de la Revolución Francesa. Carlos IV delegó gran parte del poder en su ministro Manuel Godoy
(despotismo ministerial), lo que generó descontento entre la nobleza y el clero debido a la relación
que mantenía con la reina y su rápido ascenso. Godoy intentó evitar la bancarrota subiendo
impuestos y desamortizaron bienes eclesiásticos, lo que provocó el descontento del clero y la
conspiración antigodoyista, llamada Conspiración del Escorial, que pretendía la muerte de éste y la
abdicación de Carlos IV en favor de su hijo. Esta conspiración fracasó.
Para entonces, la Revolución Francesa había entrado en una fase de radicalización y había
abolido la monarquía, frenando las ideas revolucionarias y cerrando las fronteras. La muerte de Luis
XVI en 1792 supuso el inicio de la guerra de la Convención Nacional, que concluyó con la Paz de
Basilea, debido a la inferioridad militar española. En este tratado, se acordó la subordinación de
España ante Francia, cediéndole la parte oriental de la Isla de Santo Domingo. La Paz de Basilea
significó no solo la finalización del conflicto entre España y Francia , sino también el comienzo de una
nueva fase de entendimiento y amistad entre los dos países, rivales hasta entonces.
Tras la Revolución Francesa, España pasó por tres fases en su relación con Francia:
neutralidad, guerra y alianza. En 1796, se firmó el Tratado de San Ildefonso, aliándose con Francia
contra Inglaterra. Esto llevó a la derrota de Trafalgar (1805), debilitando gravemente a España. En
1807, Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau con Napoleón, permitiendo a las tropas francesas
entrar en España para invadir Portugal. Este tratado provocó sospechas sobre una posible ocupación
de España, que finalmente se materializó en 1808 con la Guerra de la Independencia.
En marzo de 1808, estalló el Motín de Aranjuez originado por partidarios de Fernando VII
descontentos con el poder que tenía Manuel Godoy. Este motín llevó a la destitución de Godoy y a la
abdicación de Carlos IV en favor de su hijo. Sin embargo, Fernando VII se vio obligado a renunciar al
trono durante los Hechos de Bayona, donde Napoleón, aprovechando las tensiones internas, obligó a
Fernando y a Carlos IV a ceder el trono a José Bonaparte, su hermano. El 2 de mayo de 1808, el
pueblo madrileño se amotinó contra la familia real y fue reprimiedo con extrema dureza por tropas
francesas. Todo ello llevó a la extensión de la insurrección por España y al inicio de la Guerra de la
Independencia
La guerra fue un conflicto de liberación contra la ocupación napoleónica y, al mismo tiempo,
una guerra civil. España se dividió entre los afrancesados (quienes apoyaban a José Bonaparte,
incluyendo a algunos ilustrados y reformistas) y la guerrilla popular que defendía a Fernando VII. Los
españoles sublevados se dividieron en liberales, que querían reformar el sistema, y absolutistas, que
defendían el regreso de la monarquía absoluta. En las zonas no ocupadas por los franceses se