ANÁLISIS SINTÁCTICO
TEORÍA Y PRÁCTICA
Tillo rei<irrido comnleto r>nr todas
las cuestiones básicas de sintaxis
Fvnl¡cariones claras aradiradas
según el nivel de dificultad
Numerosos ejemplos de análisis sintáct ico
Atención a las dudas más frecuentes
"Cuadros de norma
CON MÁS DE 100 PÁGINAS
DE EJERC1C1OS PRÁCTICOS
CON SUS SOLUCIONES
,
, PRÓLOGO
(por Ignacio Bosque)
Proyecto editorial
Concepción Maldonado González Cualquier persona relacionada profesionalmente con la gramática, y con cierta expe
riencia en la enseñanza o en la investigación, sabe bien que el lugar en el que residen
Autoría verdaderamente los conocimientos gramaticales es la punta de los dedos. En otras acti
Leonardo Gómez Torrego vidades tiene quizás sentido distinguir las enseñanzas teóricas y las prácticas, pero el
que estudia y enseña gramática sabe por experiencia que en nuestra disciplina no exis
Revisión lingüística y pedagógica
te en realidad ninguna diferencia entre ambas. El que analiza una determinada oración
Guadalupe Jover
está analizando a la vez todo el sistema de relaciones gramaticales. Los conceptos que
Ejercicios y solucionarlo proponga se aplicarán al ejemplo inmediato, pero habrán de tener sentido en el sistema
Guadalupe Jover en el que ha de inscribirse cada dato particular. El gramático no pretende entender cada
Javier Salinas secuencia como un objeto aislado, sino más bien usarla como pista que le ayude a com
prender un sistema de relaciones abstractas en el que ese dato debería encajar, junto
Diseño de interiores
con todos los demás que el texto no muestra. El conocimiento de ese sistema es siem
Leire Mayendía
pre parcial; el gramático sabe que, aunque tenga un buen nombre para cada construc
Diseño de cubierta ción y para cada fenómeno, la comprensión del sistema en su conjunto se le escapa
Alfonso Ruano, Julio Sánchez siempre, y que su trabajo no es otro que perseguirla.
Coordinación técnica Mi experiencia en la Enseñanza Media es escasa, pero la actitud de los estudiantes de
Ricardo Jabato Díaz los primeros cursos de la facultad, con los que he lidiado durante largos años, no es muy
Marta Román Hernández distinta de la que otros compañeros y amigos, también profesores de lengua, conocen
bien por su experiencia con estudiantes de Bachillerato y de Secundaria. Todos hemos
Coordinación editorial
sido alumnos en esos niveles y reconocemos que han tenido que pasar muchos años
Paloma Jover Gómez-Ferrer
para que adquiriésemos conciencia de lo que significa estudiar. En la clase de gramáti
Dirección editorial ca nos presentaban, como en las demás clases, nociones abstrusas que nos parecían
Concepción Maldonado González ajenas a nosotros, a nuestros intereses, a nuestras vidas. Estudiarlas no era otra cosa
que repetirlas, sabérselas. Uno se sabía el artículo o el adverbio, como se sabía la tabla
periódica o la Reconquista. Cambiaban los profesores, los cursos y los ejercicios, pero
siempre permanecía la sensación de que estudiar no era otra cosa que esforzarse obli
gadamente en memorizar informaciones siempre ajenas, siempre externas a nosotros.
El pequeño placer del estudiante de gramática casi nunca provenía de la comprensión.
Procedía más bien de la seguridad que da el haber recitado algo con precisión y firme
za. Aún recuerdo la satisfacción que me producía el tener ocasión de escribir mecáni
camente una lista memorizada de tipos oracionales que casi siempre venían a cuento:
«... transitiva, activa, enunciativa, afirmativa...». Analizar una oración consistía (al menos
para mí, para mis compañeros de clase y al parecer también para nuestro profesor de
Comercializa: CESMA, SA - Madrid (España) Bachillerato) en hacer una lista con las palabras que la formaban y etiquetar cada una
© Leonardo Gómez Torrego - Ediciones SM de ellas por separado con nombres que venían en el libro. Nunca nos dimos cuenta de
Imprime: Gráficas Muriel S.A. Getafe (Madrid)
que dar nombres a las partes de una cosa no es lo mismo que entender cómo está
, hecha. Lleva años comprender algunas obviedades. Lo cierto es que nadie nos había
Desde hace años vengo insistiendo también en la necesidad de renovar la práctica de
dicho nunca que analizar una oración fuera entender cómo está hecha, y mucho menos,
la enseñanza de la gramática y en la conveniencia de introducir ejercicios diversos en
que analizar el idioma significara comprender algún sistema abstracto que relaciona la
los que se asignen tareas muy específicas a los estudiantes en función de los niveles
forma con el significado de lo que decimos, de nuestras palabras (no solo de las del
educativos en los que se encuentren. Leonardo Gómez Torrego acogió hace años en
libro), que comprender la gramática es comprender una parte de nosotros mismos. En
una colección dirigida por él un librito mío pensado con esos objetivos. El que el lector
realidad, nunca nos habían dicho que analizar fuera comprender.
tiene ahora en sus manos es uno de los muchos libros didácticos de gramática espa
Recuerdo muy bien que para nosotros, analizar una oración era sobre todo despachar ñola, todos excelentes, que su autor ha escrito en los últimos años. Muchos se han
la, y me parece que aún sigue siendo así para muchos estudiantes en la Enseñanza reeditado numerosas veces, otros están agotados, y alguno está ya descatalogado
Media, y hasta en los primeros cursos de la facultad. Sabíamos que el profesor queda porque la editorial que lo publicó ha dejado de existir.
ría contento si escribíamos ciertas etiquetas junto a cada palabra (debajo de ella en El lector comprobará que el texto que sigue a estas líneas presenta las cuestiones fun
algunas clases de lengua y al lado en otras, según las preferencias del profesor), y damentales con la misma claridad de siempre. Comprobará también que su autor no le
nuestra gran preocupación era saber si las debíamos subrayar con trazo continuo o dis
permitirá avanzar en la lectura hasta que no haya resuelto los ejercicios que siguen a la
continuo, o si al lado de cada una debíamos escribir dos puntos o bien punto y guión. presentación resumida de cada una de las nociones gramaticales que se introducen.
Recuerdo que me afectó mucho haber bajado bastante la nota de un examen por haber Los ejemplos son siempre naturales, por lo que al estudiante le parecerán cercanos. Las
me equivocado en estas cuestiones, pero no me afectó porque las considerara irrele-
nociones están explicadas con claridad y sencillez. Naturalmente, no puede estar todo,
vantes, sino porque había entendido mal las instrucciones del maestro.
puesto que el libro se dirige a los estudiantes de los cursos más básicos de gramática.
Quizás sucede, simplemente, que cuesta muchos años adquirir conciencio de lo que Pero lo fundamental es que los lectores percibirán que las características didácticas del
significa exactamente estudiar. Pasan décadas hasta que entendemos una expresión texto van a hacer que contribuya en no poca medida a ayudarles a entender mejor la
latina que habíamos aprendido cuando éramos niños, un término filosófico, una refe estructura sintáctica del español. O para decirlo mejor aún, la estructura sintáctica de su
rencia histórica o literaria, una descripción gramatical que memorizamos en algún propio idioma.
momento y que sigue, descolgada, en nuestra cabeza hasta que algún resorte (quizás
sea eso la madurez) hace que de repente cobre pleno sentido. Muchas veces me he Ignacio Bosque
preguntado si es necesario que pase todo este tiempo para que adquiramos conciencia Universidad Complutense
de que ese mundo, que tan ajeno nos parecía en la escuela, era en realidad el nuestro
propio.
Lo cierto es que no debería tener lugar un lapso tan enorme. Es evidente que la capa
cidad de comprender está en relación con la edad, pero en todos los campos del saber
se consiguen progresos cuando se fomenta en los estudiantes la inquietud y la curiosi
dad, dos ingredientes imprescindibles que les facilitarán la comprensión parcial de los
nociones que se les vayan presentando progresivamente.
Pero me temo que los hábitos rutinarios siguen demasiado vivos. Muchos años des
pués, ya como profesor universitario, pude comprobar que la pregunta más repetida en
las clases de gramática seguía siendo ¿Puede repetir? o, a lo sumo, ¿Si sale un infini
tivo, qué tengo que poner? Precisamente por eso, todavía recuerdo con absoluta clari
dad una clase de gramática, en la Universidad Complutense, en la que una alumno me
hizo esta pregunta: ¿Por qué existen conjunciones subordinantes temporales, pero no
locativas? Creo que en ese momento no supe responder, pero me di perfecta cuenta de
que yo nunca había hecho esa pregunta cuando era estudiante. No se me había ocurri
do hacerla, ni en el Bachillerato ni en lo Universidad, y estoy seguro de que a mi profe
sor tampoco le hubiera gustado que se la planteara. Sencillamente, él estaba allí para
exponer su temario, yo estaba allí para asimilarlo, y preguntas de ese estilo (que no exis
tieron, desde luego) hubieran sido casi una falta de educación. Ni que decir tiene que
hace años que vengo aconsejando a mis estudiantes de gramática que se las hagan
todo lo frecuentemente que puedan, si quieren acercarse al objetivo que verdadera
mente importa: la comprensión.
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TEORÍA Y PRÁCTICA
Tillo rei<irrido comnleto r>nr todas
las cuestiones básicas de sintaxis
Fvnl¡cariones claras aradiradas
según el nivel de dificultad
Numerosos ejemplos de análisis sintáct ico
Atención a las dudas más frecuentes
"Cuadros de norma
CON MÁS DE 100 PÁGINAS
DE EJERC1C1OS PRÁCTICOS
CON SUS SOLUCIONES
,
, PRÓLOGO
(por Ignacio Bosque)
Proyecto editorial
Concepción Maldonado González Cualquier persona relacionada profesionalmente con la gramática, y con cierta expe
riencia en la enseñanza o en la investigación, sabe bien que el lugar en el que residen
Autoría verdaderamente los conocimientos gramaticales es la punta de los dedos. En otras acti
Leonardo Gómez Torrego vidades tiene quizás sentido distinguir las enseñanzas teóricas y las prácticas, pero el
que estudia y enseña gramática sabe por experiencia que en nuestra disciplina no exis
Revisión lingüística y pedagógica
te en realidad ninguna diferencia entre ambas. El que analiza una determinada oración
Guadalupe Jover
está analizando a la vez todo el sistema de relaciones gramaticales. Los conceptos que
Ejercicios y solucionarlo proponga se aplicarán al ejemplo inmediato, pero habrán de tener sentido en el sistema
Guadalupe Jover en el que ha de inscribirse cada dato particular. El gramático no pretende entender cada
Javier Salinas secuencia como un objeto aislado, sino más bien usarla como pista que le ayude a com
prender un sistema de relaciones abstractas en el que ese dato debería encajar, junto
Diseño de interiores
con todos los demás que el texto no muestra. El conocimiento de ese sistema es siem
Leire Mayendía
pre parcial; el gramático sabe que, aunque tenga un buen nombre para cada construc
Diseño de cubierta ción y para cada fenómeno, la comprensión del sistema en su conjunto se le escapa
Alfonso Ruano, Julio Sánchez siempre, y que su trabajo no es otro que perseguirla.
Coordinación técnica Mi experiencia en la Enseñanza Media es escasa, pero la actitud de los estudiantes de
Ricardo Jabato Díaz los primeros cursos de la facultad, con los que he lidiado durante largos años, no es muy
Marta Román Hernández distinta de la que otros compañeros y amigos, también profesores de lengua, conocen
bien por su experiencia con estudiantes de Bachillerato y de Secundaria. Todos hemos
Coordinación editorial
sido alumnos en esos niveles y reconocemos que han tenido que pasar muchos años
Paloma Jover Gómez-Ferrer
para que adquiriésemos conciencia de lo que significa estudiar. En la clase de gramáti
Dirección editorial ca nos presentaban, como en las demás clases, nociones abstrusas que nos parecían
Concepción Maldonado González ajenas a nosotros, a nuestros intereses, a nuestras vidas. Estudiarlas no era otra cosa
que repetirlas, sabérselas. Uno se sabía el artículo o el adverbio, como se sabía la tabla
periódica o la Reconquista. Cambiaban los profesores, los cursos y los ejercicios, pero
siempre permanecía la sensación de que estudiar no era otra cosa que esforzarse obli
gadamente en memorizar informaciones siempre ajenas, siempre externas a nosotros.
El pequeño placer del estudiante de gramática casi nunca provenía de la comprensión.
Procedía más bien de la seguridad que da el haber recitado algo con precisión y firme
za. Aún recuerdo la satisfacción que me producía el tener ocasión de escribir mecáni
camente una lista memorizada de tipos oracionales que casi siempre venían a cuento:
«... transitiva, activa, enunciativa, afirmativa...». Analizar una oración consistía (al menos
para mí, para mis compañeros de clase y al parecer también para nuestro profesor de
Comercializa: CESMA, SA - Madrid (España) Bachillerato) en hacer una lista con las palabras que la formaban y etiquetar cada una
© Leonardo Gómez Torrego - Ediciones SM de ellas por separado con nombres que venían en el libro. Nunca nos dimos cuenta de
Imprime: Gráficas Muriel S.A. Getafe (Madrid)
que dar nombres a las partes de una cosa no es lo mismo que entender cómo está
, hecha. Lleva años comprender algunas obviedades. Lo cierto es que nadie nos había
Desde hace años vengo insistiendo también en la necesidad de renovar la práctica de
dicho nunca que analizar una oración fuera entender cómo está hecha, y mucho menos,
la enseñanza de la gramática y en la conveniencia de introducir ejercicios diversos en
que analizar el idioma significara comprender algún sistema abstracto que relaciona la
los que se asignen tareas muy específicas a los estudiantes en función de los niveles
forma con el significado de lo que decimos, de nuestras palabras (no solo de las del
educativos en los que se encuentren. Leonardo Gómez Torrego acogió hace años en
libro), que comprender la gramática es comprender una parte de nosotros mismos. En
una colección dirigida por él un librito mío pensado con esos objetivos. El que el lector
realidad, nunca nos habían dicho que analizar fuera comprender.
tiene ahora en sus manos es uno de los muchos libros didácticos de gramática espa
Recuerdo muy bien que para nosotros, analizar una oración era sobre todo despachar ñola, todos excelentes, que su autor ha escrito en los últimos años. Muchos se han
la, y me parece que aún sigue siendo así para muchos estudiantes en la Enseñanza reeditado numerosas veces, otros están agotados, y alguno está ya descatalogado
Media, y hasta en los primeros cursos de la facultad. Sabíamos que el profesor queda porque la editorial que lo publicó ha dejado de existir.
ría contento si escribíamos ciertas etiquetas junto a cada palabra (debajo de ella en El lector comprobará que el texto que sigue a estas líneas presenta las cuestiones fun
algunas clases de lengua y al lado en otras, según las preferencias del profesor), y damentales con la misma claridad de siempre. Comprobará también que su autor no le
nuestra gran preocupación era saber si las debíamos subrayar con trazo continuo o dis
permitirá avanzar en la lectura hasta que no haya resuelto los ejercicios que siguen a la
continuo, o si al lado de cada una debíamos escribir dos puntos o bien punto y guión. presentación resumida de cada una de las nociones gramaticales que se introducen.
Recuerdo que me afectó mucho haber bajado bastante la nota de un examen por haber Los ejemplos son siempre naturales, por lo que al estudiante le parecerán cercanos. Las
me equivocado en estas cuestiones, pero no me afectó porque las considerara irrele-
nociones están explicadas con claridad y sencillez. Naturalmente, no puede estar todo,
vantes, sino porque había entendido mal las instrucciones del maestro.
puesto que el libro se dirige a los estudiantes de los cursos más básicos de gramática.
Quizás sucede, simplemente, que cuesta muchos años adquirir conciencio de lo que Pero lo fundamental es que los lectores percibirán que las características didácticas del
significa exactamente estudiar. Pasan décadas hasta que entendemos una expresión texto van a hacer que contribuya en no poca medida a ayudarles a entender mejor la
latina que habíamos aprendido cuando éramos niños, un término filosófico, una refe estructura sintáctica del español. O para decirlo mejor aún, la estructura sintáctica de su
rencia histórica o literaria, una descripción gramatical que memorizamos en algún propio idioma.
momento y que sigue, descolgada, en nuestra cabeza hasta que algún resorte (quizás
sea eso la madurez) hace que de repente cobre pleno sentido. Muchas veces me he Ignacio Bosque
preguntado si es necesario que pase todo este tiempo para que adquiramos conciencia Universidad Complutense
de que ese mundo, que tan ajeno nos parecía en la escuela, era en realidad el nuestro
propio.
Lo cierto es que no debería tener lugar un lapso tan enorme. Es evidente que la capa
cidad de comprender está en relación con la edad, pero en todos los campos del saber
se consiguen progresos cuando se fomenta en los estudiantes la inquietud y la curiosi
dad, dos ingredientes imprescindibles que les facilitarán la comprensión parcial de los
nociones que se les vayan presentando progresivamente.
Pero me temo que los hábitos rutinarios siguen demasiado vivos. Muchos años des
pués, ya como profesor universitario, pude comprobar que la pregunta más repetida en
las clases de gramática seguía siendo ¿Puede repetir? o, a lo sumo, ¿Si sale un infini
tivo, qué tengo que poner? Precisamente por eso, todavía recuerdo con absoluta clari
dad una clase de gramática, en la Universidad Complutense, en la que una alumno me
hizo esta pregunta: ¿Por qué existen conjunciones subordinantes temporales, pero no
locativas? Creo que en ese momento no supe responder, pero me di perfecta cuenta de
que yo nunca había hecho esa pregunta cuando era estudiante. No se me había ocurri
do hacerla, ni en el Bachillerato ni en lo Universidad, y estoy seguro de que a mi profe
sor tampoco le hubiera gustado que se la planteara. Sencillamente, él estaba allí para
exponer su temario, yo estaba allí para asimilarlo, y preguntas de ese estilo (que no exis
tieron, desde luego) hubieran sido casi una falta de educación. Ni que decir tiene que
hace años que vengo aconsejando a mis estudiantes de gramática que se las hagan
todo lo frecuentemente que puedan, si quieren acercarse al objetivo que verdadera
mente importa: la comprensión.
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