Origen de la
Gramática
, 2
Introducción
La Gramática y el vocabulario de nuestro idioma son fieles en gran medida al
substrato latino original. No obstante, junto al gran número de vocablos de tal
origen—la mayoría de las palabras que forman nuestro léxico—hay que considerar
una proporción muy digna de consideración que tiene otras procedencias de
acuerdo con las peripecias de la evolución histórica peninsular.
La historia del idioma castellano comienza con el latín vulgar del Imperio romano,
concretamente con el de la zona central de Hispania (nombre dado por los
romanos a la península ibérica). Tras la caída del Imperio romano en el siglo V, la
influencia del latín culto en la gente común fue disminuyendo paulatinamente. El
latín hablado de entonces fue el fermento de las variedades romances hispánicas,
origen de la lengua española. Otras fuentes ofrecen testimonios anteriores a la
romanización y se nos muestran tanto en inscripciones indígenas de la lengua de
los iberos como en restos de las colonizaciones prerromanas. El sufijo -rro es de
origen ibero en palabras como cerro, barro o perro y el nombre propio Elvira
(procedente de Ilíberis) manifiesta la impronta de aquel sustrato cultural. Con el
profundo cambio que representó en el siglo V la irrupción de los pueblos
germánicos en la Península, se mezclaron con la lengua madre latina numerosos
germanismos.
Todo esto comentado anteriormente es lo precursor al español hablado
actualmente, como hemos visto, el lenguaje evoluciona en ciertas maneras, tanto
generalmente como por regiones, por esa razón se indagará más en sus orígenes.