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Texto A La modularidad de la mente, de Jerry Fodor (1983), se apoya en obras anteriores en la medida en que se sitúa en una perspectiva estrictamente funcionalista y en la medida en que parte de una teoría computacional de la actividad mental de los organismos. El carácter eminentemente psicológico de la modularidad de la mente se pone de manifiesto a través de los siguientes aspectos: a) Fodor trata de entroncar con una tradición tan antigua en psicología como la de la psicología de las facultades. El propósito es el de precisar con claridad su hipótesis acerca de la estructura de lo mental. b) La conceptualización de las «nuevas facultades» no se efectúa tanto en términos de estructuras de conocimiento, como en términos de mecanismos computacionales. Lo que interesa a la psicología es cómo se procesa la información y de qué dispone el organismo para procesarla, y a esto es a lo que trata de responder Fodor con su teoría de la modularidad. c) Los datos empíricos que aporta Fodor en apoyo de su teoría están tomados principalmente de áreas de investigación psicológica tan consolidadas como son las de la percepción o el lenguaje. Asimismo, las propiedades que asigna a los sistemas modulares son típicamente psicológicas, al poder ser estudiadas a través de la actividad inteligente de los organismos. La insistencia en la necesidad de recurrir a la comprobación empírica es una nota dominante del libro y equivale a considerar la modularidad como un problema abierto que no admite soluciones a priori. Adaptado de García-Albea, J. (1986). Prólogo a la edición española, en Fodor, J. (198tJ). La modularidad de la mente.