PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
Marx no desarrolló demasiado su teoría de la naturaleza. Sin embargo, de su pensamiento se
derivan algunas ideas generales que inspiraron el trabajo de Engels, que fue quien elaboró de
un modo más completo la explicación marxista sobre la realidad natural. Para Marx, la única
realidad que existe es la materia. No existe, pues, la idea o el espíritu del que hablaba Hegel.
De la materia proviene la vida y de ésta el ser humano. El paso de la materia a la vida y de la
vida al ser humano se ha producido por evolución dialéctica. Esto quiere decir que la materia
es dinámica y contiene en sí la ley de su futuro desarrollo.
Para Marx, el intento filosófico de alcanzar el conocimiento y la verdad, utilizando únicamente
el campo de lo teórico es del todo infructuoso ya que la esencia del ser humano es cambiante
al configurarse de acuerdo con sus relaciones de producción (su situación socioeconómica) y,
por tanto, al momento histórico en el que vive. Esto implica que todos los productos de la
conciencia humana que integran la superestructura de la sociedad (metafísica, moral, religión,
etc.) ya que ésta está constituida por los diferentes sistemas de organización social, política (y
jurídica) y por el conjunto de creencias que se tienen en una sociedad dada) también lo serán.
De esta manera solo se podrá elaborar una ideología (falsa explicación de la realidad). La
alienación ideológica consiste en tomarlos sustantivamente como explicaciones de la realidad,
cuando en realidad no son otra cosa que expresiones de la concreta situación histórica en que
viven los seres humanos. La auténtica verdad, para Marx, tendrá lugar en la culminación de
ese proceso de autorrealización hacia el que la historia se dirige dialécticamente.
Ante este problema Marx propone una filosofía de la praxis en la que se una el proceso de
entender la realidad (la teoría) con el de modificarla (la práctica), ya que ambos procesos están
indisolublemente unidos.
EL PROBLEMA DEL HOMBRE
Marx considera que la esencia del ser humano no es universal e inmutable, sino que es
cambiante por configurarse de acuerdo a sus relaciones de producción (su situación
socioeconómica) y, por tanto, depender del momento histórico que vive.
La esencia del hombre es lo que hace, su trabajo, es decir, la producción práctica de su vida
dentro de la sociedad, la actividad mínima imprescindible que lo caracteriza. Esto da lugar a un
conjunto de relaciones sociales impuestas por las condiciones materiales de producción.
Marx defiende que el ser humano es un ser alienado cuando el producto de su actividad deja
de pertenecerle, cuando se le desposee de este o cuando se le impide producir. La alienación
causa que el hombre deje de ser humano para ser una cosa o mercancía. Por tanto, alienación
equivale a desposesión del producto de su trabajo, que conduce a la desrealización y a la
deshumanización. La situación de alienación básica es la que padece el trabajador dentro del
proceso productivo en la realización de su trabajo.
Marx detalla esta situación refiriéndola principalmente al obrero industrial dentro del sistema
capitalista del siglo XIX. Por un lado, el objeto producido no le pertenece al trabajador, sino al
empresario, produciéndose una expropiación del sujeto. Y, por otro lado, el trabajador es
utilizado como un medio de producción dentro de una cadena de producción; en definitiva, es
tratado como objeto y no como sujeto. La única manera de cambiar la situación de alienación
económica es cambiar por completo el sistema capitalista por otro en el que el trabajador se
realice en su trabajo, no sea tratado como objeto y el producto de sus manos le pertenezca.
Marx no desarrolló demasiado su teoría de la naturaleza. Sin embargo, de su pensamiento se
derivan algunas ideas generales que inspiraron el trabajo de Engels, que fue quien elaboró de
un modo más completo la explicación marxista sobre la realidad natural. Para Marx, la única
realidad que existe es la materia. No existe, pues, la idea o el espíritu del que hablaba Hegel.
De la materia proviene la vida y de ésta el ser humano. El paso de la materia a la vida y de la
vida al ser humano se ha producido por evolución dialéctica. Esto quiere decir que la materia
es dinámica y contiene en sí la ley de su futuro desarrollo.
Para Marx, el intento filosófico de alcanzar el conocimiento y la verdad, utilizando únicamente
el campo de lo teórico es del todo infructuoso ya que la esencia del ser humano es cambiante
al configurarse de acuerdo con sus relaciones de producción (su situación socioeconómica) y,
por tanto, al momento histórico en el que vive. Esto implica que todos los productos de la
conciencia humana que integran la superestructura de la sociedad (metafísica, moral, religión,
etc.) ya que ésta está constituida por los diferentes sistemas de organización social, política (y
jurídica) y por el conjunto de creencias que se tienen en una sociedad dada) también lo serán.
De esta manera solo se podrá elaborar una ideología (falsa explicación de la realidad). La
alienación ideológica consiste en tomarlos sustantivamente como explicaciones de la realidad,
cuando en realidad no son otra cosa que expresiones de la concreta situación histórica en que
viven los seres humanos. La auténtica verdad, para Marx, tendrá lugar en la culminación de
ese proceso de autorrealización hacia el que la historia se dirige dialécticamente.
Ante este problema Marx propone una filosofía de la praxis en la que se una el proceso de
entender la realidad (la teoría) con el de modificarla (la práctica), ya que ambos procesos están
indisolublemente unidos.
EL PROBLEMA DEL HOMBRE
Marx considera que la esencia del ser humano no es universal e inmutable, sino que es
cambiante por configurarse de acuerdo a sus relaciones de producción (su situación
socioeconómica) y, por tanto, depender del momento histórico que vive.
La esencia del hombre es lo que hace, su trabajo, es decir, la producción práctica de su vida
dentro de la sociedad, la actividad mínima imprescindible que lo caracteriza. Esto da lugar a un
conjunto de relaciones sociales impuestas por las condiciones materiales de producción.
Marx defiende que el ser humano es un ser alienado cuando el producto de su actividad deja
de pertenecerle, cuando se le desposee de este o cuando se le impide producir. La alienación
causa que el hombre deje de ser humano para ser una cosa o mercancía. Por tanto, alienación
equivale a desposesión del producto de su trabajo, que conduce a la desrealización y a la
deshumanización. La situación de alienación básica es la que padece el trabajador dentro del
proceso productivo en la realización de su trabajo.
Marx detalla esta situación refiriéndola principalmente al obrero industrial dentro del sistema
capitalista del siglo XIX. Por un lado, el objeto producido no le pertenece al trabajador, sino al
empresario, produciéndose una expropiación del sujeto. Y, por otro lado, el trabajador es
utilizado como un medio de producción dentro de una cadena de producción; en definitiva, es
tratado como objeto y no como sujeto. La única manera de cambiar la situación de alienación
económica es cambiar por completo el sistema capitalista por otro en el que el trabajador se
realice en su trabajo, no sea tratado como objeto y el producto de sus manos le pertenezca.