Bloque 7: Transformaciones económicas y sociales del siglo
XIX.
7.1. La evolución de la población y de las ciudades. De la sociedad
estamental a la sociedad de clases.
Durante el siglo XIX hay un crecimiento demográfico lento pero constante. Esto se debe
a las altas tasas de natalidad y mortalidad (cólera), el incremento de la emigración a las
ciudades (éxodo rural debido a la búsqueda de trabajo) y considerando que este
crecimiento no es uniforme (mayor en el levante y sur peninsular). Consecuentemente,
tiene lugar un crecimiento urbano (totalmente controlado por los arquitectos),
aumentando los ensanches burgueses, especialmente en Madrid y Barcelona y los
barrios obreros. Las clases altas perdieron su hegemonía, aunque los nobles siguieron
conservando su poder y la burguesía cuenta con grandes patrimonios. Las clases medias
constaban de un grupo en crecimiento y componían la administración local y estatal. Por
último, las clases populares constituían el resto de la población: campesinos y clases
bajas urbanas.
7.2. Las desamortizaciones. La España rural del siglo XIX.
Industrialización, comercio y comunicaciones.
Durante el siglo XIX tuvieron lugar varias reformas en España, entre ellas las
desamortizaciones. Por medio de este proceso se lleva a cabo una expropiación de los
bienes raíces de la Iglesia o del Estado para ponerlos en pública subasta. Su objetivo es
eliminar las masas muertas, rescatar y mejorar los ingresos de la hacienda pública
(saneamiento) y conseguir nuevos adeptos para la causa liberal. No obstante, las
desamortizaciones no son una reforma agraria, por lo que esta no tiene lugar.
Los beneficiarios son las capas altas, quienes contaban con vales de deuda pública
(debido a las constantes guerras se trata de reducir las deudas del Estado) y eran capaces
de adquirir estas tierras, mientras que los perjudicados son las capas bajas. Tienen lugar
una serie de desamortizaciones a lo largo del siglo: la de Godoy, la de José Bonaparte y
la de las Cortes de Cádiz, son las antecesoras de las grandes desamortizaciones que se
dieron lugar durante el periodo de regencias y durante el reinado efectivo de Isabel II.
La primera es la de Mendizábal (1836) que afecta a los bienes del clero regular (territorios
de los monasterios), con el objetivo de sufragar los gastos de la Guerra Carlista (1700
millones de reales). Luego, la desamortización de Espartero (1841) afecta,
principalmente, a los bienes del clero secular (1747 millones de reales). Tras estas dos
desamortizaciones, la Iglesia pierde tres quintas partes de sus propiedades. Finalmente,
tiene lugar la desamortización de Madoz (1855), que desamortiza principalmente los
bienes de los municipios (6900 millones de reales).
El objetivo final de estas desamortizaciones es crear propiedad privada. Se crea un gran
número de terratenientes (nobles y burgueses). Aumenta la producción agrícola, no
debido a una reforma, sino porque se ponen en producción tierras que antes no lo
estaban (no porque las tierras produzcan mejor). Al finalizar estas desamortizaciones se
desamortiza un 20% del territorio total y un 40% del territorio agrícola.
Tanto la Iglesia como las clases populares salen perjudicadas, teniendo en cuenta que la
primera rentaba parte de sus tierras a los jornaleros, por un precio bajo y estos últimos
tampoco pueden usar las tierras que pertenecían al municipio.
En lo referente a la industrialización, en España es tardía, incompleta y desequilibrada y
está centrada de sobremanera en la industria textil y, como consecuencia en la siderurgia.
Esto se debe a que en España se cuenta con minas de carbón, pero de mala calidad, hay
XIX.
7.1. La evolución de la población y de las ciudades. De la sociedad
estamental a la sociedad de clases.
Durante el siglo XIX hay un crecimiento demográfico lento pero constante. Esto se debe
a las altas tasas de natalidad y mortalidad (cólera), el incremento de la emigración a las
ciudades (éxodo rural debido a la búsqueda de trabajo) y considerando que este
crecimiento no es uniforme (mayor en el levante y sur peninsular). Consecuentemente,
tiene lugar un crecimiento urbano (totalmente controlado por los arquitectos),
aumentando los ensanches burgueses, especialmente en Madrid y Barcelona y los
barrios obreros. Las clases altas perdieron su hegemonía, aunque los nobles siguieron
conservando su poder y la burguesía cuenta con grandes patrimonios. Las clases medias
constaban de un grupo en crecimiento y componían la administración local y estatal. Por
último, las clases populares constituían el resto de la población: campesinos y clases
bajas urbanas.
7.2. Las desamortizaciones. La España rural del siglo XIX.
Industrialización, comercio y comunicaciones.
Durante el siglo XIX tuvieron lugar varias reformas en España, entre ellas las
desamortizaciones. Por medio de este proceso se lleva a cabo una expropiación de los
bienes raíces de la Iglesia o del Estado para ponerlos en pública subasta. Su objetivo es
eliminar las masas muertas, rescatar y mejorar los ingresos de la hacienda pública
(saneamiento) y conseguir nuevos adeptos para la causa liberal. No obstante, las
desamortizaciones no son una reforma agraria, por lo que esta no tiene lugar.
Los beneficiarios son las capas altas, quienes contaban con vales de deuda pública
(debido a las constantes guerras se trata de reducir las deudas del Estado) y eran capaces
de adquirir estas tierras, mientras que los perjudicados son las capas bajas. Tienen lugar
una serie de desamortizaciones a lo largo del siglo: la de Godoy, la de José Bonaparte y
la de las Cortes de Cádiz, son las antecesoras de las grandes desamortizaciones que se
dieron lugar durante el periodo de regencias y durante el reinado efectivo de Isabel II.
La primera es la de Mendizábal (1836) que afecta a los bienes del clero regular (territorios
de los monasterios), con el objetivo de sufragar los gastos de la Guerra Carlista (1700
millones de reales). Luego, la desamortización de Espartero (1841) afecta,
principalmente, a los bienes del clero secular (1747 millones de reales). Tras estas dos
desamortizaciones, la Iglesia pierde tres quintas partes de sus propiedades. Finalmente,
tiene lugar la desamortización de Madoz (1855), que desamortiza principalmente los
bienes de los municipios (6900 millones de reales).
El objetivo final de estas desamortizaciones es crear propiedad privada. Se crea un gran
número de terratenientes (nobles y burgueses). Aumenta la producción agrícola, no
debido a una reforma, sino porque se ponen en producción tierras que antes no lo
estaban (no porque las tierras produzcan mejor). Al finalizar estas desamortizaciones se
desamortiza un 20% del territorio total y un 40% del territorio agrícola.
Tanto la Iglesia como las clases populares salen perjudicadas, teniendo en cuenta que la
primera rentaba parte de sus tierras a los jornaleros, por un precio bajo y estos últimos
tampoco pueden usar las tierras que pertenecían al municipio.
En lo referente a la industrialización, en España es tardía, incompleta y desequilibrada y
está centrada de sobremanera en la industria textil y, como consecuencia en la siderurgia.
Esto se debe a que en España se cuenta con minas de carbón, pero de mala calidad, hay