Introducción/Antecedentes
Durante el siglo XIX España fue una potencia colonial. Evitaba las reformas en sus posesiones
temiendo que la autonomía llevara directamente hacia la independencia. Los gobernantes
prometieron reformas desde 1866, en cambio, solo elevaron los impuestos. Tras la paz de
Zanjón, que terminó con la primera guerra de Cuba en 1878, se comprometieron a introducir
reformas en la isla, lo único que hicieron fue aprovecharse para reforzar la explotación de la
colonia. Esta situación desesperó tanto a autonomistas como a independentistas.
1. El imperio colonial español a finales del siglo XIX
A finales del siglo XIX España solo contaba con las colonias de Cuba y Puerto Rico en el Caribe, y
con Filipinas y otras pequeñas islas en el Pacífico.
Cuba era la principal posesión española ya que concentraba intereses, negocios españoles y un
gran flujo de emigración procedente de la metrópoli. La economía de la isla se basaba en una
agricultura de plantación, especialmente de caña de azúcar, café y tabaco para la exportación.
Esta actividad constituía una importante fuente de ingresos para el estado y algunas empresas
españolas.
La política arancelaria que imponían los gobiernos españoles convertía a las islas en mercados
cautivos ya que estaban obligadas a comprar a elevados precios los productos españoles, como
trigo y tejidos. Además, la legislación española les dificultaba la exportación hacia Europa o
EE.UU.
En Filipinas, la población española era escasa y los intereses económicos españoles se basaban
en la producción de tabaco y en el hecho de que el archipiélago daba acceso a intercambios con
el continente asiático. Las Filipinas estaban controladas por el ejército y contaban con una gran
presencia de órdenes religiosas.
En Puerto Rico el proceso fue muy similar al de Cuba. Los resultados de la paz de Zanjón fueron
pobres: solo se consiguió la abolición de la esclavitud con la Primera República.
A nivel político, estos territorios recibían un trato colonial y no tenían derecho a tener
representantes en las cortes españolas ni tener instituciones de gobierno o intervenir en la
elaboración de las leyes que afectaban a las islas.
2. El problema cubano
Los movimientos autonomistas cubanos comenzaron en 1868, cuando se produjo una
sublevación popular dirigida por Manuel de Céspedes (Grito de Yara), que dio comienzo a la
Guerra de los Diez Años. Esta luchaba por la abolición de la esclavitud en las plantaciones y por
la autonomía política. Fue influenciada por el ejemplo de EE.UU., donde ya había sido abolida la
esclavitud y su proyecto hegemónico provocó el desplazamiento de España como potencia de
segundo orden.
1
Durante el siglo XIX España fue una potencia colonial. Evitaba las reformas en sus posesiones
temiendo que la autonomía llevara directamente hacia la independencia. Los gobernantes
prometieron reformas desde 1866, en cambio, solo elevaron los impuestos. Tras la paz de
Zanjón, que terminó con la primera guerra de Cuba en 1878, se comprometieron a introducir
reformas en la isla, lo único que hicieron fue aprovecharse para reforzar la explotación de la
colonia. Esta situación desesperó tanto a autonomistas como a independentistas.
1. El imperio colonial español a finales del siglo XIX
A finales del siglo XIX España solo contaba con las colonias de Cuba y Puerto Rico en el Caribe, y
con Filipinas y otras pequeñas islas en el Pacífico.
Cuba era la principal posesión española ya que concentraba intereses, negocios españoles y un
gran flujo de emigración procedente de la metrópoli. La economía de la isla se basaba en una
agricultura de plantación, especialmente de caña de azúcar, café y tabaco para la exportación.
Esta actividad constituía una importante fuente de ingresos para el estado y algunas empresas
españolas.
La política arancelaria que imponían los gobiernos españoles convertía a las islas en mercados
cautivos ya que estaban obligadas a comprar a elevados precios los productos españoles, como
trigo y tejidos. Además, la legislación española les dificultaba la exportación hacia Europa o
EE.UU.
En Filipinas, la población española era escasa y los intereses económicos españoles se basaban
en la producción de tabaco y en el hecho de que el archipiélago daba acceso a intercambios con
el continente asiático. Las Filipinas estaban controladas por el ejército y contaban con una gran
presencia de órdenes religiosas.
En Puerto Rico el proceso fue muy similar al de Cuba. Los resultados de la paz de Zanjón fueron
pobres: solo se consiguió la abolición de la esclavitud con la Primera República.
A nivel político, estos territorios recibían un trato colonial y no tenían derecho a tener
representantes en las cortes españolas ni tener instituciones de gobierno o intervenir en la
elaboración de las leyes que afectaban a las islas.
2. El problema cubano
Los movimientos autonomistas cubanos comenzaron en 1868, cuando se produjo una
sublevación popular dirigida por Manuel de Céspedes (Grito de Yara), que dio comienzo a la
Guerra de los Diez Años. Esta luchaba por la abolición de la esclavitud en las plantaciones y por
la autonomía política. Fue influenciada por el ejemplo de EE.UU., donde ya había sido abolida la
esclavitud y su proyecto hegemónico provocó el desplazamiento de España como potencia de
segundo orden.
1