4.1. El reinado de Carlos IV. La Guerra de la Independencia.
El Antiguo Régimen comienza su crisis al reinar Carlos IV (1788-1808), fechas en que
coinciden graves problemas internos como la Revolución Francesa y el posterior imperio de
Napoleón. Carlos IV estuvo condicionado por la revolución francesa. Hasta entonces la
política exterior había estado marcada por la alianza con Francia (Pactos de familia). El rey
mantendrá a Floridablanca como “favorito” pero por influencia de Ma Luisa de Parma,
Manuel Godoy, ascendió al cargo de primer ministro desde 1792 hasta el final del reinado.
España estaba inmersa en una crisis económica y social: faltaba un mercado nacional
competitivo, había dificultades en el comercio internacional y descontrol en los precios.
Acabada la revolución francesa, España deja de ser neutral ante la Francia revolucionaria,
cuando se ejecuta al rey Luis XVI en 1793. España se une a la coalición anti-francesa, pero
sufre derrotas y ocupación de sus territorios, y esto lleva a que España firme la Paz de
Basilea (1795) y regrese a las alianzas con Francia a partir del Tratado de San Ildefonso
(1796). Los acuerdos entre Godoy y Napoleón fueron desastrosos, culminando en el
desastre de Trafalgar (1805), el fin definitivo del poderío marítimo español.
En 1807 Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807), autorizando el
paso del ejército francés a Portugal. Napoleón propuso el cambio de frontera
franco-española al Ebro, ante esto Godoy intentó trasladar a la familia real a Andalucía y
quizás después a América; provocando el Motín de Aranjuez (1808).
El Motín de Aranjuez, ocurrido en marzo de 1808, tuvo lugar en la residencia primaveral de
la corte y fue impulsado por partidarios del príncipe heredero, el futuro Fernando VII
(1808-14/33), quienes se oponían al poder de Godoy, considerado responsable de la crítica
situación del país. Desde el entorno del Príncipe de Asturias se fomentó un levantamiento
antiseñorial que culminó con el asalto a la residencia de Godoy en la villa. Godoy fue
capturado, y Carlos IV, bajo presión, se vio obligado a destituirlo y abdicar en favor de su
hijo Fernando (19 de marzo de 1808).
Napoleón aprovechó la situación atrayendo a la familia real a Bayona, donde tuvieron lugar
las Abdicaciones de Bayona: Fernando renunció al trono en favor de su padre y éste en
Napoleón, que a su vez lo entregó a su hermano José Bonaparte (José I), que hizo publicar
el Estatuto de Bayona (julio 1808).
En Madrid se produjeron constantes incidentes, que desembocaron en el levantamiento del
2 de mayo de 1808. En él, el pueblo, junto a oficiales del cuartel de Monteleón, se
sublevaron contra los franceses. Los soldados de Napoleón respondieron fusilando a
numerosos madrileños el 3 de mayo. El levantamiento de Madrid se extendió por todo el
territorio y desembocó en la Guerra de la Independencia (1808-1814). Con los
levantamientos y abdicaciones se produjo un vacío de poder. En las zonas no ocupadas, se
estableció un nuevo poder: Juntas locales y provinciales, coordinadas por la Junta Central
Suprema (constituida en Aranjuez y presidida por Floridablanca, que asumió la soberanía
nacional y dirigió la marcha de la guerra).
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, Los bandos de la guerra enfrentaron a la España de José I (territorios ocupados y
afrancesados), contra la España de la insurrección popular y la resistencia (liberales y
absolutistas, contra el invasor en nombre de Fernando VII). No fue una guerra política, sino
nacional, con carácter de liberación donde participaron el ejército y el pueblo (lucha de
guerrillas).
La guerra se desarrolló en tres fases: primera fase (mayo-octubre 1808), ocupación de las
tropas francesas de los lugares estratégicos. Ciudades, como Zaragoza y Gerona se
sublevaron y fueron aisladas. El ejército francés dirigido por el general Dupont, encargado
de dominar Andalucía, fue derrotado en Bailén (julio 1808); obligándoles a retroceder hasta
el Ebro, y José I abandonó Madrid y se trasladó a Vitoria-Gasteiz; segunda fase (octubre
1808 - julio 1812), predominio francés. Napoleón entró en España con 250.000 soldados,
restableciendo en el trono a José I. La Junta Central Suprema se trasladó a Sevilla y
posteriormente a Cádiz. Se rompió la línea de resistencia española establecida en el Ebro,
con derrotas españolas (Uclés) y rendición de Zaragoza y Gerona (1809). Ocuparon toda
Andalucía a excepción de Cádiz. Los franceses ocuparon oficialmente toda España, aunque
en realidad solo dominaron las ciudades y grandes rutas, el campo se hallaba en manos
guerrilleras; tercera fase (julio 1812-1814), ofensiva hispano-inglesa.
Con la retirada de las tropas francesas, necesarias en el frente ruso, la Junta Suprema
Central firmó con Inglaterra una alianza contra Napoleón. El ejército hispano-inglés al
mando de Wellington, derrotó a los franceses en Arapiles (julio 1812). A partir de aquí se
invirtió la guerra, con la derrota francesa en Vitoria y San Marcial y la rendición de
Pamplona (1813) y la evacuación de las últimas plazas en Cataluña (1814).
Con la firma del Tratado de Valençay (diciembre de 1813), Napoleón reconoció a Fernando
VII como rey de España. Durante la guerra se vivió una revolución política, José I impuso el
Estatuto Real de Bayona implantando un régimen autoritario parcialmente reformista que
estableció unas Cortes y reconoció algunos derechos individuales. Aprobó medidas como la
supresión de Secretarías y Consejos por ministros, abolición de la jurisdicción señorial y
disolución de la Inquisición. Pero la mayoría lo rechazó y formó sus órganos de gobierno:
Juntas locales, provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema, que dio paso a un
Consejo de Regencia, y en septiembre de 1810 entregó la autoridad a las Cortes de Cádiz,
como Asamblea Nacional Constituyente.
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El Antiguo Régimen comienza su crisis al reinar Carlos IV (1788-1808), fechas en que
coinciden graves problemas internos como la Revolución Francesa y el posterior imperio de
Napoleón. Carlos IV estuvo condicionado por la revolución francesa. Hasta entonces la
política exterior había estado marcada por la alianza con Francia (Pactos de familia). El rey
mantendrá a Floridablanca como “favorito” pero por influencia de Ma Luisa de Parma,
Manuel Godoy, ascendió al cargo de primer ministro desde 1792 hasta el final del reinado.
España estaba inmersa en una crisis económica y social: faltaba un mercado nacional
competitivo, había dificultades en el comercio internacional y descontrol en los precios.
Acabada la revolución francesa, España deja de ser neutral ante la Francia revolucionaria,
cuando se ejecuta al rey Luis XVI en 1793. España se une a la coalición anti-francesa, pero
sufre derrotas y ocupación de sus territorios, y esto lleva a que España firme la Paz de
Basilea (1795) y regrese a las alianzas con Francia a partir del Tratado de San Ildefonso
(1796). Los acuerdos entre Godoy y Napoleón fueron desastrosos, culminando en el
desastre de Trafalgar (1805), el fin definitivo del poderío marítimo español.
En 1807 Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807), autorizando el
paso del ejército francés a Portugal. Napoleón propuso el cambio de frontera
franco-española al Ebro, ante esto Godoy intentó trasladar a la familia real a Andalucía y
quizás después a América; provocando el Motín de Aranjuez (1808).
El Motín de Aranjuez, ocurrido en marzo de 1808, tuvo lugar en la residencia primaveral de
la corte y fue impulsado por partidarios del príncipe heredero, el futuro Fernando VII
(1808-14/33), quienes se oponían al poder de Godoy, considerado responsable de la crítica
situación del país. Desde el entorno del Príncipe de Asturias se fomentó un levantamiento
antiseñorial que culminó con el asalto a la residencia de Godoy en la villa. Godoy fue
capturado, y Carlos IV, bajo presión, se vio obligado a destituirlo y abdicar en favor de su
hijo Fernando (19 de marzo de 1808).
Napoleón aprovechó la situación atrayendo a la familia real a Bayona, donde tuvieron lugar
las Abdicaciones de Bayona: Fernando renunció al trono en favor de su padre y éste en
Napoleón, que a su vez lo entregó a su hermano José Bonaparte (José I), que hizo publicar
el Estatuto de Bayona (julio 1808).
En Madrid se produjeron constantes incidentes, que desembocaron en el levantamiento del
2 de mayo de 1808. En él, el pueblo, junto a oficiales del cuartel de Monteleón, se
sublevaron contra los franceses. Los soldados de Napoleón respondieron fusilando a
numerosos madrileños el 3 de mayo. El levantamiento de Madrid se extendió por todo el
territorio y desembocó en la Guerra de la Independencia (1808-1814). Con los
levantamientos y abdicaciones se produjo un vacío de poder. En las zonas no ocupadas, se
estableció un nuevo poder: Juntas locales y provinciales, coordinadas por la Junta Central
Suprema (constituida en Aranjuez y presidida por Floridablanca, que asumió la soberanía
nacional y dirigió la marcha de la guerra).
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, Los bandos de la guerra enfrentaron a la España de José I (territorios ocupados y
afrancesados), contra la España de la insurrección popular y la resistencia (liberales y
absolutistas, contra el invasor en nombre de Fernando VII). No fue una guerra política, sino
nacional, con carácter de liberación donde participaron el ejército y el pueblo (lucha de
guerrillas).
La guerra se desarrolló en tres fases: primera fase (mayo-octubre 1808), ocupación de las
tropas francesas de los lugares estratégicos. Ciudades, como Zaragoza y Gerona se
sublevaron y fueron aisladas. El ejército francés dirigido por el general Dupont, encargado
de dominar Andalucía, fue derrotado en Bailén (julio 1808); obligándoles a retroceder hasta
el Ebro, y José I abandonó Madrid y se trasladó a Vitoria-Gasteiz; segunda fase (octubre
1808 - julio 1812), predominio francés. Napoleón entró en España con 250.000 soldados,
restableciendo en el trono a José I. La Junta Central Suprema se trasladó a Sevilla y
posteriormente a Cádiz. Se rompió la línea de resistencia española establecida en el Ebro,
con derrotas españolas (Uclés) y rendición de Zaragoza y Gerona (1809). Ocuparon toda
Andalucía a excepción de Cádiz. Los franceses ocuparon oficialmente toda España, aunque
en realidad solo dominaron las ciudades y grandes rutas, el campo se hallaba en manos
guerrilleras; tercera fase (julio 1812-1814), ofensiva hispano-inglesa.
Con la retirada de las tropas francesas, necesarias en el frente ruso, la Junta Suprema
Central firmó con Inglaterra una alianza contra Napoleón. El ejército hispano-inglés al
mando de Wellington, derrotó a los franceses en Arapiles (julio 1812). A partir de aquí se
invirtió la guerra, con la derrota francesa en Vitoria y San Marcial y la rendición de
Pamplona (1813) y la evacuación de las últimas plazas en Cataluña (1814).
Con la firma del Tratado de Valençay (diciembre de 1813), Napoleón reconoció a Fernando
VII como rey de España. Durante la guerra se vivió una revolución política, José I impuso el
Estatuto Real de Bayona implantando un régimen autoritario parcialmente reformista que
estableció unas Cortes y reconoció algunos derechos individuales. Aprobó medidas como la
supresión de Secretarías y Consejos por ministros, abolición de la jurisdicción señorial y
disolución de la Inquisición. Pero la mayoría lo rechazó y formó sus órganos de gobierno:
Juntas locales, provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema, que dio paso a un
Consejo de Regencia, y en septiembre de 1810 entregó la autoridad a las Cortes de Cádiz,
como Asamblea Nacional Constituyente.
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