El problema Político
Análisis del Totalitarismo
El totalitarismo es una forma de gobierno donde el Estado tiene el control absoluto sobre todos
los aspectos de la vida y limita completamente las libertades de las personas. El sistema
contrario es la democracia, que se basa en que el poder está en manos del pueblo y en que los
poderes están separados.
El estudio que hace Hannah Arendt sobre el totalitarismo no es una historia como tal, sino un
análisis profundo de su verdadera naturaleza. Para ella, el totalitarismo es un tipo de sistema
político nuevo que aparece en dos formas distintas: el nazismo y el comunismo soviético.
Aunque parezcan contrarios, ambos son ejemplos del mismo fenómeno.
Arendt cree que el totalitarismo nace de dos ideas del siglo XIX: el antisemitismo (odio hacia
los judíos) y el imperialismo (el deseo de expandir el poder y los territorios). Por eso divide su
libro en tres partes: antisemitismo, imperialismo y totalitarismo.
Antisemitismo: Desde el surgimiento de los Estados-nación en los siglos XVIII y XIX,
los judíos fueron vistos como un grupo externo que no encajaba en la idea de una
nación unida cultural y racialmente. En países como Alemania, esta idea fue usada para
fortalecer el sentimiento nacional.
Imperialismo: El avance industrial empujó a los Estados a expandirse más allá de sus
fronteras. En las colonias, esto permitió ignorar los derechos humanos justificándose en
supuestas diferencias raciales.
Totalitarismo: Este tipo de régimen se dio en el nazismo y el estalinismo. No
eliminaban las leyes, sino que creaban nuevas que se basaban en ideas como las “leyes
de la naturaleza” (nazismo) o las “leyes de la historia” (estalinismo). Estas leyes servían
para justificar el uso del terror y eliminar lo que consideraban dañino para el sistema.
Para Arendt, los regímenes totalitarios se aprovechan del malestar y las dificultades de la gente,
ofreciéndoles pertenencia y propósito a cambio de obediencia total. Ya en el poder, imponen un
partido único con un líder al que todos deben seguir sin cuestionar. Esto genera el fenómeno del
«hombre-masa»: una persona aislada, sin vínculos sociales, que se aferra al líder como forma de
escapar de su soledad. Además, persiguen a los que consideran enemigos, instaurando un
sistema de represión y miedo, donde incluso la vida privada queda bajo control del Estado.
Desaparecen las clases sociales y sólo quedan individuos aislados que no piensan por sí mismos,
ya que son manipulados por una élite mediante la propaganda, que los orienta hacia un futuro
supuestamente glorioso. Junto al terror y la ideología, los campos de exterminio simbolizan la
eliminación y humillación de las personas, y representan la meta final de los regímenes
totalitarios: el dominio total. Se alcanza mediante 3 etapas:
1. Matar a la persona jurídica: significa quitar al individuo su condición de ciudadano
con derechos, dejándolo fuera de la ley. Esto ocurrió durante el periodo de entreguerras,
incluso en democracias, no solo en sistemas totalitarios.
2. Asesinar a la persona moral: se rompe la solidaridad entre personas y se normaliza la
violencia. Se crean condiciones donde la conciencia ya no guía lo que está bien o mal.
3. Destruir la individualidad: los campos de concentración juegan un papel clave,
reduciendo a los presos a simples reacciones físicas. Como el perro de Pavlov,
responden automáticamente al dolor, al frío o al calor. Así se borra su singularidad,
convirtiéndolos en simples números, intercambiables, sin historia ni identidad propia.
Republicanismo
El análisis del totalitarismo lleva a H. Arendt a defender una idea de poder distinta de la
violencia: el poder debe surgir de la capacidad de las personas para actuar juntas con un